Capítulo XVIII

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Después de haber puesto de cabeza mi armario, buscando un atuendo para la bendita fiesta esa, encontré un vestido.

¡Alabado sea el señor!

Fue un regalo de Laura por mi cumpleaños, nunca tuve oportunidad de usarlo, pero hoy es el día.

Me pongo el vestido y me queda mejor de lo que esperaba. Es un hermoso vestido de color negro en cuero, me llega hasta un poquito más para abajo de los muslos; en la parte de arriba no hay escote, gracias al cielo.

Suelto mi cabello y tomo mi celular para enviarle mi ubicación a Naím.

Minutos más tarde llega por mí, salgo despacio ya que llevo tacones y no confío mucho en esas porquerías.

Naím se baja de un Mercedes Benz negro, al parecer es su auto.

Él se ve jodidamente atractivo bajo la luz de la luna.

Lleva puesto unos jeans que se ajustan perfectamente a su delgado cuerpo y un suéter de color negro; con su cabello desordenado.

Solo le faltan las alas para ser un perfecto ángel que ha bajado del cielo, por Dios.

—Aquí es donde vivo; un día de estos te invito un café. —le digo, mirándolo directamente a los ojos.

—Será un placer, preciosa.—sonríe sin desviar su mirada.

—¿Nos vamos?—pregunto para romper la tensión.

—Claro.—me señala el auto.

Durante el camino todo fue silencio, me llegué a incomodar, porque como ya saben, hablo demasiado y estar tanto tiempo en silencio absoluto es una verdadera pena y supone un gran sacrificio.

Llegamos a un lugar que supongo es una discoteca VIP; casi no hay gente y tiene una fuerte seguridad.

Naím le muestra su identificación al seguridad, y este nos deja pasar sin problema.

Al entrar noto que el lugar es amplio y que la música está a un nivel prudente.

El apuesto chico junto a mí busca con la mirada a alguien o algún lugar para sentarnos, no lo sé exactamente.

—Ven, vayamos ahí. —dice mientras me toma de la mano.

Me quedo pasmada ante su acción.

—¿Ah?

—No quiero que te me pierdas. —dice, refiriéndose a su agarre en mi mano.

Es la primera vez que un chico me toma de la mano de esa forma.

Lo sigo, aún tomando su mano. Él voltea a verme unas cuantas veces, y yo solo camino, pero no estoy aquí, mi mente ha viajado muy lejos.

¿Qué me sucede?

¿Por qué siento que no he comido en días?

Mi estómago ruge de forma extraña, por Dios.

***

Nos sentamos en una esquina y me sorprende que no hayan venido sus amigos.

—¿Tus amigos no vendrán? —curioseo.

—No, soy todo tuyo esta noche. —lo mal pienso por completo y me sonrojo un poco.

¡Mierda!

—Pide algo de tomar, por favor.—cambio el tema.

—¿Qué te gustaría tomar?—me pregunta, y es hasta entonces cuando me doy cuenta de que no tomo ni de chiste.

—Hago muy mala bebida, pídeme una limonada.—digo avergonzada.

—Aquí no sirven limonadas, Eloy.—se burla.

—Entonces pide vino tinto, querido.—sonrío falsamente.

***

Después de media hora tomando vino y riéndonos de todo y de nada a la vez, siento como si la música y el alcohol hicieran clic en mi interior y me pongo de pie.

—Ven bailemos.—digo casi cayéndome.

—Apenas puedes estar de pie, ven siéntate aquí.—señala un lugar en el sillón junto a él.

—Pero yo quería que bailáramos pegaditos, y hip, hip.—apenas y pude completar la oración gracias al estúpido hipo.

—Siéntate mujer, ven.—se pone de pie para llevarme al sillón, es entonces cuando me caigo y él me sostiene rápidamente por la cintura.

Nuestras caras quedando muy cerca, su aliento acariciando mi nariz, sus labios quedando a milímetros de los míos, y sus ojos fijos en ellos.

—Te informo que estoy a punto de besarte.—dice, tomando mi mentón suavemente y rogando mi aprobación con la mirada.

Asentí lentamente, mientras se acercaba más a mis labios.

Naím estampó sus labios húmedos sobre los míos; besaba como todo un experto.

Con una mano me sostenía de la cintura y me pegaba más a él. Y con la otra aún sostenía mi mentón.

En ese instante, el tiempo se detuvo, solo éramos él y yo, unidos en un suave y dulce beso.

No quería que ese momento terminara; pues mi subconsciente me gritaba que mañana o tal vez pasado yo no me dejaría llevar de ese modo por mis emociones.

Y eso era lo que menos me importaba en este preciso momento.

"Maldito Fuck Boy."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora