Capítulo 22

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Maraton (2/2)

Maraton (2/2)

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IRINA:

Finalmente decidí salir de mi habitación. Calmar a Prishka fue un caso a parte, ya que juramos que nunca más nos mostrariamos débiles.

Ella me juró que intentaría no doblegarse ante ningún Nikiforov y yo le juré que ambas podríamos salir de aquí.

Así que me armé de valor, me puse bonita y salí al comedor después de estar tantos días en mi habitación.

Viktor llega hoy, genial, porque de ahora en adelante pretendere ser esa "esposa" que tanto quiere, solo para desviarlo de mi verdadero objetivo.

Todos se dan cuenta de mi presencia cuando bajo las escaleras. Misha y Yacov hacen como si no fuera nada y regresan a lo que estaban haciendo.

La pelinegra por su lado no deja de fulminarme con la mirada y su vista recorre toda mi anatomía.
El viejo ni se inmuta de mi presencia.

— ¿Alguien sabe a qué hora llega mi esposo? — pregunto sin ninguna nota de amabilidad en mi voz.

Nadie responde y hacen de cuenta que yo no estoy aquí.

— Deberías preguntárselo a tu perro faldero — responde Nikita con aparente sarcasmo.

— Que yo sepa, mí esposo... — hago énfasis en la frase y veo como su rostro cambia por los celos — No me compró ningún perro.

— ¿Y la pequeña Tereshkov? — suelta con fingido pesar — Pensé que la estimabas más.

— Ella es mi amiga, solo para que te quede claro. — pierdo los estribos.

— Esa es la gata que quería ver — ríe — ¿Qué harás ahora? ¿Sacarme las garras? —trata de burlarse.

— A diferencia tuya, yo no me voy a rebajar a tu nivel — respondo calmada — para eso están otras... Pero yo no, yo soy una dama que se da a respetar.

— Lo dice la que se revuelca con el primero que ve — trata de herirme.

— ¿Qué acaso tu no eres esa "cariño"? — hago énfasis en la última palabra recordando el día en que lo dijo — A diferencia tuya, a mí, si me hicieron la oficial, y no tuve que hacer mucho eh — me le burlo en su cara — No tuve que meterme entre sus sábanas... por Dios sabe cuanto tiempo... — la encaro.

Al fondo escucho una risita poco evitada de parte de Misha, mientras se tapa con el periódico que traía en sus manos.

— Mírame muchachita — enfurece y su dedo me señala — Aquí no eres más que la persona que se salvó de morir gracias a que la convirtieron en "la esposa", te juro que algún día te mataré y que sufrirás mucho. — promete.

— Que miedo tengo... — me burlo.

— Deberías... — sonríe de medio lado y se pierde en el pasillo.

INQUEBRANTABLE [+18] PRIMERA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora