❝Tienes un olor exquisito, creí que tu maldita raza había sido exterminada pero te conservare como mi nuevo juguete.❞
La raza Omega ha sido exterminada, el Imperio de los Alfas ascendió al poder luego que un brote extraño hiciera que los Omega perdi...
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Cuando abrió sus ojos Jungkook estaba demasiado aturdido, estaba en una enorme habitación a oscuras. Muy apenas podía visualizar un rayo de sol a través de una abertura, intentó moverse pero un dolor que le atravesó su espalda le hizo mantenerse estático en el suelo. Con dificultad fue sentándose en el frío suelo, suspiró, abriendo sus ojos con sorpresa al darse cuenta que su cuerpo estaba curado, recordaba todo tan vívidamente, las mordidas, los rasguños, lo violentado que había sido su cuerpo en manos de ese maldito Alfa, se sentía sucio, usado como un pedazo de basura, su vida no se suponía debía ser así, sabía que no podía ser un Omega normal por su olor, por ser único pero ahora su virginidad había sido arrebatada de la manera más vil del mundo.
Comenzó a llorar en voz baja, su cuerpo temblaba por el miedo y el dolor que le atravesaba su espalda. Sus sentidos se pusieron alerta cuando pudo sentir la presencia de otra persona en la oscuridad, le acechaba desde las sombras.
—Debes estar muy sorprendido —dijo Hoseok, saltando de entre las sombras y mostrándole una sonrisa al chico.
—¿Por qué me has raptado? —preguntó el chiquillo, fijando su mirada en el suelo.
—Porque tienes un olor exquisito, créeme Omega, haberte regalado a mi amigo el Rey no era una opción porque yo quería divertirme contigo —volvió a sonreír Hoseok, pero cambió su gesto a algo más dramático —Pero al parecer le interesaste así que lo lamento por ti.
—Por favor, mátame, no quiero que vuelva a tocarme. —suplicó el joven omega con la mirada desesperada y su cuerpo temblando.
—Lo siento no puedo hacer eso, valoro aún mi vida y despertar la ira del emperador no es una buena idea, diviértete belleza. —se acercó de forma rápida a tomar el mentón de Jungkook y reírse en su cara de su futuro en ese lugar.
Hoseok salió de ahí dejando al joven Omega completamente desesperado y con ganas de querer escapar, odiaba sentirse acorralado, eso jamás tuvo un buen final para él. Suspiro agobiado y cerró sus ojos dejando que las lágrimas salieran de sus ojos mientras tarareaba una canción para no sentirse tan solo en la penumbra de ese lugar.
En la base militar el Emperador Taehyung revisaba algunos papeles luego de haber tomado una larga ducha y quitarse el aroma del Omega de su piel, antes de tener algún tipo de problema, en ese momento Hoseok entró a su oficina con la misma típica sonrisa de siempre.
—Veo que te gustó mi regalo, estoy muy feliz —dijo el chico, juntando sus manos en su pecho en un tono dramático.— Me pregunto que pensaría Jimin de todo esto.
Por primera vez en todo el rato de su drama, obtuvo la atención de Tae.
—Cállate Hoseok, esto no debe saberlo jamás.
—¿Y por qué no debería si ya me lo dijeron? —una tercera voz resonó en el lugar, haciendo que tanto Hoseok y Tae voltearan a mirarse, ambos dejaron de respirar un momento ante la melodiosa voz pero parecía demasiado irritado.
