❝Tienes un olor exquisito, creí que tu maldita raza había sido exterminada pero te conservare como mi nuevo juguete.❞
La raza Omega ha sido exterminada, el Imperio de los Alfas ascendió al poder luego que un brote extraño hiciera que los Omega perdi...
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El viento soplando moviendo las hebras del cabello del joven y su mirada perdida en algún punto del lugar, sus pensamientos divagando, recordaba que hace tanto tiempo no había tenido que recurrir en ir a ese lugar donde el tiempo se detiene, donde sólo los que pertenecieron al culto pueden ir.
Jimin siempre fue diferente, un Omega sobreviviente de las cacería y matanzas de los Omegas, él aún poseía un olor, un olor que le hacía también diferente, ese que fue suficiente para enamorar según a aquel Alfa de la alta sociedad conocido como el Conde Min.
Su padre había asumido en un pequeño lugar en las afueras de Corea un reinado siempre subordinado a la supremacia del difunto Emperador Kim, el padre de Taehyung. El plan era llevarlo y casarlo con él pero siempre supo que todo era por conveniencia o había algo más tras todo eso.
Conoció a Min Yoongi una tarde donde había escapado de la mirada de su padre y había logrado burlar a sus cuidadores, corrío con tanta rapidez ese día que sin querer terminó alejado de su casa, o si eso se podía llamar hogar, detestaba que los Omega fueran vistos como objetos para procrear, no eran sólo un espacio vacío para guardar cachorros, había más que ofrecer.
Su padre lo buscó durante mucho tiempo, después de todo su mina de oro, su precioso hijo Omega, el mejor partido no podía estar fuera y ser corrompido por cualquier Alfa, solo pensar en eso le causaba náuseas.
Solo serás un objeto toda tu maldita vida Jimin, un muñeco el cual presumir.
Pero cuando creyó volver a esa jaula que durante tanto tiempo su padre lo mantuvo cautivo, encontró su salvación en un joven delgado y de ojos felinos que paseaba en ese mismo bosque donde él se encontraba, la primera vez que lo vio se negó a decirle su nombre pero en mitad de la desesperación reveló su identidad, Park Jimin.
Lo demás fue historia cuando Yoongi le ayudó, le escondió en su casa durante unas cuantas horas mientras su padre seguía en su búsqueda, solo le bastó escuchar a su padre en la entrada de la casa Min y a su padre entregándole en bandeja de plata a alguien que conocía.
No iba a ser un Omega de nadie, no quería serlo, había muchas cosas que quería evitar, cosas que descubrir y respuestas que obtener, escapó de la casa Min sin ser visto, solo la figura de una mujer desde el enorme ventanal del segundo piso y el sonido de personas siendo alertadas porque escapaba fue su último recuerdo de ese fatídico día.
Su vida estaba atada a un Alfa, uno que tenía miedo de conocer, el único Alfa que dejó que se acercará a él fue a Taehyung, pero no con fines sexuales, todos pensaban que era su prostituto, pero en el mundo hay secretos, ambos guardaban uno que los uniría hasta encontrar la respuesta que ambos deseaban.
—Entonces eso sucedió —habló el viejo árbol, con la figura de Jimin mirando la corteza saliente del suelo.
—Yo volví a verlo, realmente creí que no encontraría a Yoongi de vuelta. —habló con voz lastimera el Omega.
