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El lugar se encontraba en total oscuridad, el sonido del viento entrando por las amplias ventanas ¿Hace cuánto que no las cerraba? Ya lo había olvidado, había literalmente prohibido a las personas acercarse a esa zona del castillo, su vida se había convertido en un bucle sin fin. No comía, no dormía hasta altas horas de la madrugada y se la vivía encerrado, odiaba la luz del sol.

Ese día era una agonía, habían pasado dos meses desde aquel incidente, pero cada día era un constante recordatorio de su pecado. Sabía que no tendría perdón por el asesinato en masa de muchos Omegas y traidores y las torturas a inocentes, sabía que no había mayor tirano que él y que su cabeza rodaría. Pero desde aquella noche en que todo sucedió y Hoseok regreso a buscarlo había algo en la mirada del militar que le causaba inquietud, lo ayudo a levantarse y lo llevo a su habitación.

—¿Te deshiciste de él?

Hoseok asintió sin decir otra palabra, aunque en su mente se le ocurrió una pequeña idea.

—Si, sabes el problema que hubiera causado si se hubieran dado cuenta.

—¿De qué cosa?

—¿No lo sabías? Jungkook estaba en espera. ¿No lo notaste? Incluso su aroma había cambiado era más tenue y ya no enloquecía a los Alfas. Menos mal te deshiciste de él, imagina lo que hubiera resultado de ese nacimiento.

Taehyung abrió los ojos en total desconcierto, su mirada y la de Hoseok se encontraron y por primera vez vio algo que jamás creyó posible, Taehyung estaba llorando, sujetaba las sábanas de su amplia cama con tantas fuerza clavándose sus propias uñas en su piel, el Alfa temblaba en impotencia y arrepentimiento.

—¿Dónde lo dejaste? ¿Dónde está?

—No sé, lo saqué de la frontera del reino como me lo habías pedido, seguramente algún ser maligno debió devorarlo.

Taehyung se levantó rápido de su cama y sujetó a Hoseok de su camisa con fuerza.

—Por qué no me lo habías dicho.

—Ni siquiera yo lo sabía, me lo dijo Kai antes de también matarlo.

Taehyung soltó a Hoseok, el Alfa se dejó caer al piso, mirando a la nada, comenzó a golpear el piso y a llorar con rabia contenida hacía él mismo, había asesinado a su futuro Omega y a su hijo dentro de él...

Hoseok no pudo soportar ver así al Alfa pero era hora de que aprendiera la lección y como obtuvo a la flor más hermosa y él mismo se encargó de marchitarla.

Ya no recordaba cuánto tiempo se la vivía en esa agonía donde intentaba acabar con su vida pero el destino se lo impedía, sin importar lo que tratará volvía a despertar en ese mismo lugar que se volvió su cárcel. Esa noche finalmente decidió salir, contemplando la noche, por un momento le pareció ver la sombra de alguien conocido y ahí estaba jugando con sus pies al aire, Jungkook. Sintió su garganta cerrarse por la impresión. Jungkook volteo a mirarlo y le sonrió como nunca.

—¿Qué pasa, Tae?

—Jungkook tú... ¿Estás vivo?

—Si, por qué lo preguntas.

—No puede ser, perdóname, no quise hacerlo, Jungkook...—, el Alfa extendió su brazo y Jungkook hizo lo mismo y justamente cuando sus dedos iban a unirse, Jungkook apartó la mano y lo miró con completo terror.

Lo siguiente fue algo que jamás olvidaría, Jungkook intentaba escapar de él pero al no tener una oportunidad, resbaló y Taehyung corrió a intentar tomar su mano pero solo lo vio caer al vacío con la misma expresión de terror y peor aún, en uno de sus brazos sostenía un pequeño bulto. Taehyung emitió un grito de dolor desde lo más profundo de su ser y cuando de un sobresalto se levantó de la cama, miró a la luna y comenzó a llorar, realmente eso lo estaba matando de forma lenta.

No pudo dormir más, pero hubo un fenómeno nuevo, él comenzó a brillar, su marca del sol se proyectaba y a su vez la luz de la luna se unió a él, el mundo entero quedó en oscuridad por el eclipse pero no solo eso, experimento también un dolor en su pecho que lo hizo caer en sus bruces, sujetando su pecho.




Jungkook sudaba frío en esos momentos, el momento había llegado, aunque se encontraba en la cabaña y estaba escondido desde hace tanto tiempo, comenzó a llorar porque dolía, porque todo era tan nuevo, le hubiera gustado tanto que en esa etapa Taehyung estuviera ahí para sostener su mano, pero no, no había nadie más que su madre, la reina de las brujas.

—Mamá..., no puedo.

—Sí, si puedes Jungkook, vamos.

—Tengo miedo y si sale todo mal...

—Jungkook, tienes que hacerlo, por tú bebé, hazlo por eso únicamente.

El chico siguió llorando en voz alta por la impotencia "maldito Taehyung, te odio, te odio" pensaba, sujetando su enorme vientre. SeokJin y Jimin esperaban afuera, ambos con los nervios de punta por los quejidos del chico dentro de la cabaña.

Media hora después el lugar quedó en silencio y un llanto se hizo presente en el lugar, finalmente había sucedido, pero el próximo fenómeno fue que cuando la reina de las brujas sostenía el bulto entre sus brazos, una luz de la luna lo alumbró, recibiendo la bendición. Especialmente cuando colocaron al bebé sobre el pecho de su padre. Cuando el pequeño abrió los ojos por unos segundos, Jungkook pudo visualizar un ojo color negro como la noche y uno color amarillo como el sol. No había duda esa noche de eclipse había nacido el hijo de la luna y el sol.




Después de un rato, Taehyung se incorporó de su lugar después de dejar de brillar y se sintió físicamente drenado. En un arranque de ira contra el mismo comenzó a destruir todo lo que se encontraba en la habitación, convirtiéndose en su forma lobuna. Corrió por todos los bosques del palacio, corrió y corrió hasta que se quedó sin fuerza, llegando hasta una cascada donde descanso mirando hasta el fondo donde el agua de la cascada se unia al lago, se dejó caer completamente derrotado y se desmayo. "Jungkook, te extraño tanto"























Nota de autor: cuando hacía la escena de Taehyung tirando todo, me imaginé la escena de don Armando leyendo el diario de Betty, potente.



𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐓𝐄𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 - 𝗧𝗔𝗘𝗞𝗢𝗢𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora