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El llanto lejano de un niño logró despertarlo, sus ojos se acostumbraron a lo que parecía ser el lugar donde había ido con Jimin pero había algo extraño, no estaba Jimin, ni el árbol con el que había conversado era solo el prado lleno de flores

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El llanto lejano de un niño logró despertarlo, sus ojos se acostumbraron a lo que parecía ser el lugar donde había ido con Jimin pero había algo extraño, no estaba Jimin, ni el árbol con el que había conversado era solo el prado lleno de flores.

Logró identificar personas, habían algunas que corrían hacía donde el llanto provenía, nadie podía verlo pues se hubieran detenido a cuestionar su presencia en el lugar. Pero no, todos estaban más apresurados a llegar al portador del llanto.

Se acercó encontrando dos pequeños bultos en el suelo, ambos cubiertos con dos finas mantas, una color amarillo, brillante como el sol y otra gris como la luna que brillaba en todo su esplendor.

—Ya nacieron y ambos fueron varones.

Los presentes se miraron entre sí, ambos niños uno de ellos con mejillas regordetas y cabellos dorados cual rayo de sol y el otro cabello oscuro como la noche, era quién lloraba. Una de las mujeres lo tomó entre sus brazos, sonriendo, asumió que debía ser la madre o algo así pues el niño calló de forma inmediata.

De pronto el sonido de todos elevando una oración o recitando algo en un idioma que Jungkook no logró entender y de la nada ambos niños brillando como una estrella en medio de ese prado, los minutos fueron eternos entre tantas plegarías hasta uno de ellos al parecer quién debía ser el líder calló a los demás.

—De ahora en adelante, tú cuidarás de él —señaló a la mujer que cargaba al bebé entre sus brazos. —El otro, lo dejaremos en una de las grandes familias, debe ser así hasta que el día llegué, saben todos los que deben hacer.

Otra mujer tomó al otro bebé y todos tomaron caminos diferentes, la imagen se volvió borrosa hasta que otro escenario vino a su mente.

Sangre, gritos, fuego, un niño arrinconado en una de las esquinas de esa casa de madera, sucia pero demasiado cálida. El eco del nombre del niño retumbar en la habitación y la mano extendida de otro chico de cabellos oscuros, tirando del pequeño brazo del niño logrando sacarlo de ese lugar.

Una lagrima cayó de sus ojos, el aire le faltó cuando la imagen se volvió a distorsionar y lo último que escuchó fue "Mami" salir de la boca del niño.

El sonido de un fuerte trueno seguido de la lluvia golpeando el enorme ventanal, su respiración agitada, sus mejillas rosadas por el sudor de su frente, olvidaba que cada vez que su celo aparecía, esas pesadillas que nunca lograba comprender del todo se hacían presentes.

Su celo era más complicado de lo que cualquiera pudiera imaginar, especialmente porque su olor se volvía más seductor para los Alfas y eso era un completa amenaza para él pues nunca dejó que nadie lo tomará, no hasta que llegó a manos de ese Alfa.

Se levantó de esa enorme cama, hace tanto no disfrutaba de esa sensación, todo estaba oscuro y en silencio sólo los relámpagos alumbrando la noche tan tormentosa. Sus pies tocaron el suelo aún con un poco de dificultad caminó despacio, pues muy a diferencia de lo que alguna vez había escuchado o visto, los Omega sufrían en su celo pero él nunca fue así, podía hacer cosas normalmente y sólo sufría un poco de calor pero su olor aumentaba el triple y eso era mucho peor que tener espasmos, fiebres y dolores como los demás, tal vez fuera más sencillo.

𝐏𝐑𝐎𝐇𝐈𝐁𝐈𝐓𝐄𝐃 𝐋𝐎𝐕𝐄 - 𝗧𝗔𝗘𝗞𝗢𝗢𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora