Capítulo 21

54 8 1
                                    

Francesca estaba sola en casa esa tarde... E Ignazio sabía. Rita había salido y tomaría algún tiempo para volver. El día anterior él no había aparecido, él estaba demasiado nervioso para hacerlo, sobre todo después de ese beso.

Incluso después de ver a Rita saliendo de la casa Ignazio se quedó en el coche durante unos minutos más para asegurarse de que ella no iba a volver y construir un poco más de confianza. Era irónico cómo besar Francesca hacia él se ponerse nervioso... Y esto sucedía desde que se conocieron.

Ignazio se bajó del coche y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie sospecho podría estar mirando. Se acercó a la puerta y giró el mango con cuidado para evitar hacer ruido. Para su alegría, estaba abierta, de lo contrario no iba ser un gran problema para quien había roto la puerta del balcón tres días seguidos.

Caminó lentamente por el pasillo y se detuvo en la puerta de la sala de estar y vio a Fran allí de pie, de espaldas.

- ¿Francesca?

Ella se estremeció al oír su voz y se volvió. Cuando ella hizo esto, Ignazio vio Leo.

Él estaba sentado en la alfombra con varias hojas llenas de dibujos y lápices de colores alrededor. Ignazio tragó saliva y se dio cuenta de cómo Francesca aceleró la respiración.

Ignazio no dijo nada, pero supo que el niño era hijo de Francesca. Nunca lo había visto allí y sabía que Rita no tenía hijos, y mucho menos con esa edad. Él nunca había considerado esta posibilidad cuando Francesca dijo que las cosas eran más complicadas de lo que parecían... De lejos ella tenía razón. No sabía cómo reaccionar en ese momento, se sentía frustrado y un poco enojado, aunque supiera que no tenía derecho.

Dio unos pasos y entró en la sala y Leo lo miró.

- ¿Por qué has entrado aquí? – ella preguntó.
- Yo... Yo quería hab... - trató de responder mientras él y Leo se miraban.

La frase Ignazio quería formar era "Yo quería hablar contigo", pero al parecer le había bloqueado la garganta. Él estaba tan perturbado que le costaba incluso pensar.

- ¿Por qué te entraste así? No deberías haber hecho eso...
- Él es tu hijo ¿no? - Francesca asintió con la cabeza y tragó la saliva.
- Ahora las cosas tienen más sentido. - Él no quería haber dicho, pero su pensamiento salió.

Ignazio no ocultó su frustración y la tristeza de la cara. Francesca pensó que iba a salir, pero una vez más en contradicción con esto, él se acercó a ella y al niño.

- ¿Cuál es tu nombre? - Ignazio se abajó y le preguntó a Leo.
- Leonardo... ¿Y el tuyo?
- Nazio. - Leo sonrió y se él se levantó. - ¿Podemos hablar en algún otro lugar?

Francesca salió de allí con los brazos cruzados y se fue al pasillo de la entrada, donde todavía podían ver a Leo jugando.

- ¿Cuando pensaste en decirme que tenías un hijo?
- ¡No tenías que exigir eso de mí! Siempre he dicho que las cosas ya no eran como antes ¡tú no escuchaste!
- Nunca me habría imaginado que se trataba de algo así... Pero tienes razón, no tenias por qué decirme... - él todavía se veía enojado y Francesca tenía los ojos cristalinos. - Su boda no debe de haber sido tan mala como me habías dicho.

Dicho eso, Ignazio se fue y regresó a su coche. Condujo su coche hasta que se detuvo en una plaza y durante largos minutos se sentó en un banco, mirando al cielo con tristeza. Esta noche tenía que ir a la casa de su abuela, necesitaba su abrazo para consolarlo.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora