Capítulo 26

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- Me habéis traído informaciones muy valiosas. - Dijo Vincenzo Bartolini cruzando los dedos frente a su boca mientras apoyaba los codos en su escritorio de oficina.

Durante más de una semana dos hombres de Bartolini estaban vigilando la casa de Francesca... Obviamente descubrieron las visitas de Ignazio, ya que él iba todos los días a visitar a su hijo.

- Ya podemos empezar con nuestros planes... - sonrió. - Lorenzo, diga al conductor para preparar el coche, vamos a salir pronto.

Durante unos minutos Vincenzo escribió unas palabras en la computadora, imprimió y colocó en un sobre blanco. Después se fue a su coche e indicó al conductor a donde quería ir. No pasó mucho tiempo para llegar a su destino. Salió, entró en el ascensor del edificio y puso el piso que quería.

Cuando llegó a la recepción la secretaria informó al jefe de la visita y las puertas de la sala se abrieron de inmediato.

- ¡Vincenzo Bartolini!
- ¡Hola Lino Boschetto!
- ¡Viejo amigo! Ya extrañaba sus visitas. - Lino dijo mientras daban un abrazo amistoso.
- Sí, yo también.
- ¡Siéntate! - Indicó la silla. - Entonces, ¿qué ha de nuevo? ¿Cómo está tu familia?
- ¿Mi familia está bien y la tuya?
- Muy bien.
- Y el joven Ignazio. ¿Cómo está?
- Está bien. ¿Por qué?
- Curiosidad. Me preguntaba cómo está ahora... ¿Sabes, no? Martinelli regresó.
- ¡Oh, sí! La encontré un día.
- ¡Oh! Entonces ya sabías...
- Sí. Aquel su padre no sabe lo que es dar la palabra de hombre. Me dejé muy claro que si quería su hija bien tenía que irse de aquí. Creo que amenaza verbal no fue suficiente para él.
- Tal vez... Podrías ser más enérgico al respecto. Se le advirtió y él no cumplió con el acuerdo, deberías mostrar con quien él está tratando.
- Tal vez en aquel tiempo sí, pero ahora... Si ella no se acerca a mi hijo creo que puedo relevar.
- Yo no haría eso si fuera tú.
- ¿Por qué hablas eso? ¿Sabes alguna cosa?
- No, por supuesto que no... - mintió. - Me he enterado hace unos días del retorno de Francesca. Pero por lo que me ha dicho hace años estos dos estaban siempre juntos de una manera u otra. Para mí, van a tratar de hacerlo de nuevo.
- ¿Crees que serían capaces?
- Yo creo que sí. Por lo que deberías tomar medidas especialmente con Francesca, después de todo fue su familia que deshonró el acuerdo. Muéstrales que tú sí eres un hombre de palabra que cumple las amenazas y las promesas que hace... - dijo con firmeza.
- A lo mejor tienes razón... Pero tengo que pensar en algo. - Bartolini asintió. - Y tiene que ser algo que nunca podrán olvidar... - dijo pensativo.
- Boschetto...
- ¿Qué?
- No olvides que Francesca tiene un hijo... - Bartolini dijo con una sonrisa que mostraba crueldad.

*****

EE.UU. / Día siguiente.

- Papá, llegó una carta para ti. Es de Italia. - Dijo Giulia, la hermana de Francesca.

Ella miró el sobre de nuevo y se lo entregó a su padre, que estaba con el nonno en la oficina en casa, como siempre solían hacer.

- Debe ser una carta de Francesca. - Dijo el nonno.
- Esto es muy raro. Francesca no enviaría una carta, incluso sin remitente, sólo dice que es en Italia y nada más.
- Abra la carta entonces.

Leopoldo abrió el sobre y luego sacó una hoja, con letras de computadora: (en italiano)

"¿Sabes lo que hace su hija aquí en Italia?
Parece que los Martinelli se unieron con los Boschetto más que nunca.".

Prácticamente arrugó la carta con la ira... Ciertamente eso traería problemas.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora