Capítulo 16

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- ¿Qué estás haciendo aquí Ignazio? - Esa voz hizo pasar un escalofrío a través de su espalda.

Ignazio siempre era terco, en general, siempre trataba de hacer lo que quería. Incluso después de que su abuela le advirtió sobre el peligro de que alguien lo encontrase espiando Francesca, decidió que continuaría haciéndolo... Como he dicho antes, terco.

Sin duda que la voz femenina era familiar para él, pero no era Francesca. Ella estaba dentro de la casa. Tragó saliva y se volvió con cautela.

- Hola Rita.
- ¡Te he hecho una pregunta! - Ella dijo cruzando los brazos.
- Pasaba por aquí... ¿Por qué?
- ¡Eres un mentiroso terrible! Hace más de un minuto que estás de pie ahí mirando a mi casa... ¡Y ya me di cuenta que está no es la primera vez en esa semana!
- ¿Yo? ¡No!
- ¡No trate de hacerme pasar por idiota Ignazio!
- ¡Bien! ¡Bien! Quería ver Francesca.
- No puedes verla y lo sabes.
- Sé que hablamos dos o tres veces hace unos años, pero recuerdo bien Francesca diciendo que eras la única en su familia que no estaba en contra de nosotros.
- Las cosas cambian.
- Sólo quiero verla, hablar con ella ¡durante dos minutos que sea! ¡Yo estoy pidiendo para llamarla aquí y no para ayudarme a secuestrarla!
- Viniendo de ti no sería ninguna sorpresa. – Él hizo una mueca.
- ¡Por favor, Rita! Sólo dile que estoy aquí y si ella no quiere voy tratar de entender... Pero por favor, pregunta.
- ¡Bien Boschetto! Pero no te garantizo nada...

Rita bufó y entró en casa. Fue hasta la sala donde su prima bebía un poco de té mientras asistía TV.

- Francesca, necesitamos hablar.
- Por Dios Rita, ¿qué pasa?
- ¡Ignazio está afuera!
- ¿Qué dijiste?
- ¡Lo que oíste! Él está afuera e imploro para que llamase para hablar contigo.

El corazón de Francesca disparó de alegría y nervosismo. Quería verlo, pero al mismo tiempo sentía medo... No de él, obviamente.

- Rita, tienes que hacerme un favor.
- ¿Cual?
- Cuide para no despertar Leo... Vuelvo enseguida.

Rita asintió y con cautela Francesca fue hasta la puerta. Puso su mano en la cerradura hasta que tomó un respiro más fuerte y la giró. Abrió calmamente y miró afuera... No lo vio.

Ella dio unos pasos y cerró la puerta. Cruzó la calle estrecha que no permitía que pasasen más de dos coches al mismo tiempo y se paró bajo a un árbol apoyando su mano en el tronco.

Suspiró. No lo vio allí, así que se arrepintió de haber salido de casa, cuando giró se chocó con un pecho masculino y unos brazos fuertes la agarraron con delicadeza. Ella subió sus ojos hasta la altura de los de él y su corazón disparó como de una niña con su primer amor... Era exactamente lo que era, su primer y único amor.

Los dos se miraron a los ojos...

- Hola Francesca. – ella respiró profundamente.
- Hola Ignazio... 

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora