Capítulo 40

57 7 0
                                    

Ignazio no se negó ni pensó dos veces antes de aceptar la petición de Francesca. Todavía estaban abrazados, por lo que sólo necesitó acercarse más, pero en lugar de besarla pronto, Ignazio la miró a los ojos durante unos segundos, la atrajo a su cuerpo aún más, deslizó su mano por su nuca, hundió los dedos en el medio del cabello y sus labios se tocaron. Se besaron intensamente, a pesar de ser un beso lento, los dos fueron quedando sin aliento. Francesca tuvo incluso que apoyarse en el mostrador detrás de ella para no perder el equilibrio. Ignazio sí sabía qué tipo de beso que ella le gustaba.

Se separaron solamente cuando Leo gritó una "mamá" cerca de la puerta, se detuvo allí y vio los dos, que trataban de disimular.

- ¿Qué quieres amore? – ella preguntó.
- Me gustaría que estuviesen conmigo a ver los dibujos.
- Voy a ayudar a papá a limpiar la cocina ahora, ya nos vamos.
- No, nosotros no limpiaremos nada. - Dijo Ignazio.
- ¡Nosotros sí! – lo miro irónica como quien decía "colabora conmigo", y esta vez comprendió.
- Ah, sí Leo. Sólo un momento y ya nos vamos... - el chico se encogió de hombros y regresó a la sala de estar. - ¿Te has dado cuenta que él siempre llega cuando estamos cerca de besarnos o haciendo eso? - Ella se echó a reír.
- Él adivina.
- Ahora, ¿por qué mentiste a él?
- Es que tenemos que hablar, porque yo no sé qué hacer, Ignazio.
- ¿Qué pasa? – preguntó calmo.
- He recibido algunas llamadas, recuerdas que te dije que era un hombre que pregunta si Leo está bien.
- Sí, dijiste que era mi padre...
- Yo... Yo fui a la oficina de su padre...
- ¿Qué? - Abrió los ojos y la boca.
- Yo le exigí que se detuviera y yo... Yo lo amenacé.
- ¿Estás loca Francesca? ¿Por qué hiciste eso? ¡Te he dicho que no sabía acerca de nosotros!
- Lo que sé es que fue lo único que pude pensar... – él comenzó a negar con la cabeza. - Perdóname Ignazio. Yo no podía pensar qué hacer para detenerlo.

Francesca sintió los ojos cristalinos. Ignazio parecía enojado, ella cerró los ojos y una lágrima cayó. Se acercó y la abrazó de nuevo.

- Estás completamente loca. – dijo bajito mientras la envolvía con sus brazos.
- Lo siento.
- Está bien cariño... No te preocupes.
- Yo sé que fue terrible lo que hice, pero estoy harta.
- No hay problema, entiendo... Pero no creo que él esté haciendo eso.
- También creo que no. - Él se separó y la miró con seriedad.
- ¿Qué dijiste?
- Negó que me llamó, yo no sé, pero creo que es verdad.
- Oh, Dios mío... - Ignazio exhaló y su rostro estaba preocupado.
- ¿Qué?
- Si no era mi padre, el problema es más grande de lo que pensamos.
- ¿Y acaso puede ser mayor?
- Por supuesto. Piense bien Fran Francesca. Si no fue mi padre, no es nadie de mi familia... Por lo que alguien más debe estar haciendo esto. Podría ser cualquiera... - Fran estaba pensativa, estaba en lo cierto. – Sólo que si es eso, alguien debe estar espiando a nosotros, alguien que conoce al menos un poco de nuestra historia.
- ¿Con qué interés? ¿Por qué harían eso?
- Yo no lo sé, no lo sé. Pero sólo puede ser algo así.
- Pensé que sólo nuestras familias sabían de nuestra relación.
- No... En aquella época las cinco familias supieron. Es un montón de gente. Puede ser cualquiera, por cualquier razón.
- Y yo siempre pensé que no podría empeorar. – dijo con desánimo e Ignazio la abrazó de nuevo.
- No te preocupes. Vamos a ser capaces de superar todo.
- Tengo miedo. - Ella susurró con la cabeza apoyada en su pecho.
- Yo me encargaré de vosotros dos, confíes en mí... - ella se limitó a asentir.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora