Capítulo 31

50 8 0
                                    

- ¡Por Favor Francesca! ¡No te estoy pidiendo mucho!
- ¡Al contrario Ignazio! ¡Sabes el peligro que corremos aquí! ...

Los dos trataron de susurrar en la cocina para Leo no escuchar desde la alfombra de la sala donde estaba jugando y mirando con atención para sus padres.

- Sólo quiero llevarlo pasear un poco. Me preguntó dónde vivo y yo quería que él conociera mi apartamento.
- ¡¿Estás loco?! - Levantó la voz y miró a Leo, le sonrió para disimular. - ¡Sabes lo peligroso que es eso! Mi padre sabe que vienes aquí y ahora quieres caminar con Leo, ¿Qué quieres Ignazio? ¿Que su familia también descubra y le hagan mal?
- ¡Yo nunca dejaría nadie hacer alguna cosa mala con él Fran!
- Confío en ti, pero tu padre es otra historia...
- ¡No creo que sólo mi padre es el psicópata peligroso aquí! - Ella lo miró fijamente. - ¡De nada sirve que me mires asó, sabes de eso muy bien!
- ¡Lo que Sea! ¡No irá y punto!
- ¡Tengo mis derechos Francesca, él es mi hijo también!
- ¡A la mierda con sus derechos! - Ignazio miró sorprendido. - ¡Su seguridad viene primero!
- ¡Por cinco años hiciste todo como querías, me dijiste la verdad y ahora quiero ser parte de su vida tanto como tú lo haces!
- Ya está haciendo muy bien la forma en que es...
- ¡No es suficiente! – interrumpió levantando la voz. - ¡¿No puedes entender cómo es querer tener a mi hijo cerca de mí cada minuto y no poder?! ¿Sabes cómo es terrible? Siempre estás con él, pero yo no...
- No eches la culpa a mí, porque tú sabes que yo...
- No estoy diciendo que es tu culpa, pero tienes tanto miedo que llegas a ser inflexible. - Ignazio bufó. – ¡Por Dios Francesca! Yo amo a ese chico tanto como tú, no necesito decirte que es obvio que voy a cuidarlo y protegerlo.

Francesca se apoyó en el mostrador y miró a Leo que continuaba jugando con el Ferrari rojo que había ganado de Ignazio. Él se apoyó en otro mostrador en frente de ella y cruzó los brazos. Ella suspiró y se puso un mechón de pelo detrás de la oreja.

- Sólo lo llevas si me das tu número de teléfono y prometes contestar cuando llamo...
- Bueno...
- Y si te digo para traerlo a casa lo harás sin discutir. - Ignazio miró hacia arriba y resopló.
- Bien... ¿Algo más?
- Creo que no. - Nazio miró a Leo.
- ¿Leonardo?
- ¿Sí papá? - Levantó la cabeza y miró.
- Va a tu habitación buscar la mochila y algunos juguetes, vamos a pasear.

Él sonrió ampliamente y salió corriendo.

- Él quiere pasar algún tiempo conmigo también ¿ves? – preguntó a ella.
- ¿Tienes alguna duda sobre eso? Desde que aprendió a hablar, pregunta acerca del "papá", lógico que ahora que estás aquí se pegará a ti como una garrapata... - dijo divertida, pero aún seria.
- Creo que soy muy afortunado por ello.

Ignazio se acercó a Francesca y ella comenzó a mirar a su alrededor. Se preguntaba si este nerviosismo de estar cerca de él no iba a pasar nunca. Él observó su cara y la hizo mirarlo a los ojos cuando le levantó la barbilla.

- Me darás un beso ¿verdad?
- Querías su hijo, lo tienes... Ahora basta... - trató de escapar por el lado, pero Ignazio la detuvo.
- No huyas de mí.
- Así que no hables de estas cosas.
- Desde que nos encontramos otra vez me dejaste besarte como 3 veces... Quiero más...
- Ya dije.
- Eres extraña... - dijo divertido y ella miró seria. - Hablas como si esto fuera totalmente erróneo. Francesca, amore, somos adultos y ya hemos pasado la etapa de que finges tratar de evitarme. - Ella rodó los ojos. - Fue por hacer esa cara que te embarazaste. - Dijo riendo.
- ¡Ignazio!
- Es verdad... ¿Sabes qué? Siempre me encantó cuando fingías que no me querías. Confieso que a veces te molestaba a propósito... Es verdad cuando dicen que la reconciliación es mejor.
- Ya basta de eso... - dijo conteniendo la risa.
- ¡Sólo un beso! - Hizo un mohín con una cara divertida y ella se echó a reír.
- No...
- ¡Per favore!
- No...
- ¿Por qué?
- Ya me estoy rompiendo reglas por verte, hablar contigo, dejando que Leo vaya contigo. Así que mejor parar aquí.

Leo llegó corriendo con la mochila, abrazó a su madre y se fue rápido por el pasillo e Ignazio dio un beso en la mejilla de Francesca.

- Escribe lo que estoy diciendo Fran, voy a hacer esa "lista de errores" aumentar... ¡Y mucho! - Río mientras tomaba las llaves del coche del bolsillo del pantalón.

Francesca miró riendo y negó con la cabeza. Ella sabía mejor que nadie que él iba mismo a hacer esto.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora