Capítulo 8

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– 5 años antes –

Francesca estaba en la playa en Palermo junto con dos amigas, estaban sentadas en la arena y una animada conversación distraía las tres, cuando de repente una pelota de fútbol golpeó con fuerza su cabeza y ella indignada se puso de pie rápidamente y se volvió para ver quién la había golpeado.

Entonces un muchacho alto, de pelo y ojos de color marrón y una sonrisa divertida se acercó a ella. El momento en que se volvió estaba lista para decir algunos insultos, pero cuando lo vio lo único que logro hacer fue sonreír.

- Lo siento por golpear el balón en ti... ¿Te he hecho daño?
- No, no... Estoy bien. - Fran recogió el balón y se lo devolvió.
- Gracias... Y lo siento de nuevo.

Ella sonrió y asintió. En ese momento se sintió como una tonta.

Varios minutos pasaron y Ignazio incluso jugando al fútbol seguía mirando a Fran y ella ni siquiera sabía más acerca de lo que estaba hablando con sus amigas, ni prestaba más atención... El corazón de ella sintió cierta tristeza cuando sus amigas decidieron que era hora de irse, pero pronto tomó su bolso, se dio la vuelta para mirarlo una última vez, pero... Ignazio estaba allí de nuevo.

- ¿Ya te vas?
- Sí... Ya es hora.
- Yo fui grosero no me presenté antes... Soy Ignazio.
- Francesca.
- Es un gran placer.
- También.
- Sé que esto puede parecer extraño, porque no me conoces, pero, ¿qué piensas si nos encontramos algún día para charlar, tomar un helado o cenar? - Era evidente que estaba nervioso y empezó a hablar rápidamente - Bien si no lo quieres, pero yo quería preguntarle, porque eres muy hermosa y me gustaría hablar contigo y conocerte ¿sabes? Pero no sin presión, yo...
- Acepto. - Ella lo interrumpió y él sonrió. - ¿Qué te parece aquí en la playa mañana por la tarde?
- Para mí es perfecto.
- Combinado... Hasta mañana Ignazio.

Los dos estaban con enormes sonrisas en sus rostros. Lo que no sabían era que ese encuentro en la playa sería el comienzo de varios otros.

Poco a poco la simpatía que hizo que los dos hablasen ese día se convirtió en pasión. Una pasión con fervor. Aunque los dos se conociendo hacia poco tiempo sentían como si fuera una confianza de años.

Poco después de que confesaron su amor por lo otro Francesca finalmente descubrió que la familia de Ignazio era una de las familias más peligrosas de Sicilia e incluso los EE.UU... Así como la suya propia. Peor aún fue descubrir que su amor estaba totalmente prohibido ya que ambas familias tenían una rivalidad hasta el punto de matarse unos a otros durante varios años.

Ignazio y Francesca fueron prohibidos de estar juntos, pero, aun así, los dos se encontraban en secreto varias veces en una pequeña casa aislada en medio de un enorme campo de flores donde se entregaban en cuerpo y alma uno al otro.

- Prométeme que no me dejarás nunca... - Ignazio susurró sobre los labios de Fran.
- Prometo.

Francesca estaba entre la pared y Ignazio, sus piernas rodeaban su cintura y aumentaba la intensidad de los besos, sólo lo que los separaba ahora era la ropa.

- Te amo Ignazio...
- Te amo amore mío.

A medida que las familias se rebelaban más con esa relación, más ellos si unían. Pero un día, todo terminó sin previo aviso, y sin despedidas...

*****

(Hoy)

Ignazio estaba sentado en un banco, mirando a ese cielo de la noche.

Cada noche se acordaba del día en que había conocido a Francesca. Todavía podía sentir su perfume, su cariño... Pero su corazón latía con tristeza al recordar esa carta... Esa maldita carta. Si ella no lo amaba y él había sido sólo un hobby, ella podría, al menos, haber hablado en su cara. Si eso no era suficiente para hacerlo sufrir, dos días más tarde se enteró que Francesca regresaba a los Estados Unidos y lo que es peor, a casarse.

En ese momento la tierra pareció abrirse bajo sus pies como un grande agujero vacío. Él quería morir, deseó que la tierra lo tragara a la vez, pero no... Todo pasó, el tiempo había pasado, pero su vida se había quedado atascada en los momentos más felices con Francesca a su lado... Si por lo menos pudiera verla una vez más a los ojos y decir todo lo que sentía...

Mientras tanto Rita escuchaba cada palabra de su prima. Las lágrimas de Francesca insistían en caer cada vez que recordaba las emociones, los sentimientos... Era casi como si todavía podía sentir sus besos, su olor, su calor. Aunque le encantaba sentirlo todo, odiaba al mismo tiempo porque sabía que nunca volvería a suceder. Después de todos estos años, el tiempo aún no había sido capaz de curar todas esas cicatrices.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora