Capítulo 47

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- ¿En serio? Si vamos nos unir, entonces es porque tenemos que luchar contra alguien. - dijo Ignazio.
- Es exactamente eso, hijo.
- ¿Contra quién?
- Contra Bartolini.
- ¿Qué? - Francesca preguntó por la sorpresa.
- Vincenzo Bartolini... - Lino dijo con enojo apretando la mandíbula. - Fingió ser mi amigo, se hizo pasar por un amigo de su padre. Él aconsejó hacer daño a vosotros dos y a mi nieto... Quería ver a nuestras familias asesinadas para tomar el control de toda Sicilia. Sin nosotros, sería el más poderoso aquí.
- ¿Qué hacemos ahora? No podemos confiar en nadie, él puede haber comprado cualquiera que trabaja para nosotros - dijo Ignazio nervioso.
- Tomarás Leonardo y saldrás de aquí. - Leopoldo dijo a Francesca.
- ¡No puedo! No voy a hacer eso, yo...
- ¡No es su elección! - su padre interrumpió gritando.

Leopoldo se levantó del sofá, se acercó a Ignazio y apoyó una mano en su hombro.

- Por favor, Ignazio, lleve Francesca y ​​Leonardo de aquí. - Él miró sorprendido. - Yo sé bien lo que un hombre puede hacer por su hijo y la mujer que ama... Usted es el único en quien puedo confiar ahora. Protégelos.
- Lo haré Don Martinelli. - Dio dos golpecitos en la mejilla Nazio.
- Gracias Ignazio...

Lino también se levantó y se acercó a Francesca.

- Yo ni siquiera tengo que pedirle que cuide de mi nieto. Yo sé que haría cualquier cosa por ese chico. - Ella asintió con la cabeza. – Así que, cuide de mi hijo. Lo vi convertirse en el hombre que es hoy, y de quien siento orgullo, todo por ti. La bella y dulce Francesca. - Hizo una leve afección en su mejilla con el pulgar y por impulso ella lo abrazó y él hizo lo mismo.
- Lo siento por todo Don Boschetto.
- No te preocupes por eso. - Dijo calmo. - Ahora haz lo que su padre te dijo. - Ella asintió con la cabeza.

Los cuatro salieron de la enorme oficina y pasaron por los pasillos hasta que Francesca volvió a ver a Leo. Él vino corriendo hacia ella y lo abrazó con fuerza, después el niño abrazó a su padre.

- Leo, todavía falta una cosa... - Ignazio dijo y sonrió mirando a su padre. - ¿Te acuerdas de mi padre?
- Recuerdo, sí. – asintió con la cabeza.
- Él descubrió el secreto. - Sus ojos brillaron. Lino se agachó y abrió los brazos, tenía una enorme sonrisa en su rostro.
- Da un abrazo a tu nonno, Leonardo. - Corrió a Lino y los dos se abrazaron con cariño. Pronto Don le dio un beso en la cabeza. - Va a viajar, pero tiene que prometer a sus nonnos que será un buen chico con sus padres.
- ¡Sí, lo seré! - Él dijo, sonriendo. Leopoldo también lo abrazó y luego a su hija.
- Tome este celular... - Leopoldo puso en la mano de Ignazio junto con la llave de un coche. - Hay un coche en el patio detrás de la casa, es nuevo. No queremos saber a dónde van sólo por seguridad, y sólo nos llamen cuando estén a salvo. Tenéis que ir...

Todos se despidieron con abrazos y mucha emoción. Los tres fueron al coche e Ignazio puso Leo en el asiento trasero del coche junto con su mochila y Francesca se sentó en asiento del pasajero.

- ¿A dónde vamos Ignazio?
- Yo sé dónde. Tenemos el lugar perfecto... 

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora