Capítulo 36

44 7 1
                                    

Don Martinelli estaba en la casa de sus padres, había llevado Leo allí para pasar unas horas jugando con sus otros tres primos que eran más o menos de la misma edad. Él estaba sentado en el patio de la casa con un periódico en la mano y un cigarrillo en la boca. Alternado entre la lectura y cuidar de los niños. Entonces una voz familiar que hacía mucho que no escuchaba personalmente llamó su atención.

- ¡Leopoldo! ¿Quién diría? Ahora eres Don Martinelli. - Se levantó de su silla y dejó el periódico.
- ¡Vincenzo Bartolini! ¡¿Cuánto tiempo hace mi amigo?! – Se abrazaron.
- Más tiempo que me gustaría. ¡Pensé que volverías a Italia solamente para mi funeral!
- ¡No digas eso! Eres todavía joven.
- 60 años no es exactamente un joven... - rieron. -...Y su hija, Fran, ¿cómo está? Me enteré de que ella está viviendo aquí en la ciudad ahora.
- Ella está bien. Vive con su prima, Rita, las dos eran siempre inseparables desde pequeñas.
- Lo siento preguntar, pero ¿es cierto que ella tiene un hijo?
- Sí, es Leonardo. Aquél. - Leopoldo señaló con el dedo a Leo que no se dio cuenta mientras jugaba.
- ¡Dios! ¿Quién es el padre del niño? ¡Él es la cara de Ignazio Boschetto!
- ¡Shh! ¡No digas ese nombre! - Habló un poco nervioso y se acercó a Vincenzo para no tener que hablar alto. - Leonardo no sabe quién es su padre ni el chico sabe que tiene un hijo... Te digo esto porque yo confío en ti y sé que este secreto estará a salvo contigo. - Se tragó el cigarrillo y echó el humo. - Como hice Francesca casar pronto como regresó a los EE.UU. todos piensan que el hijo es de su ex marido... Si no fuera suficiente todos los problemas, hasta embarazar mi hija Boschetto logró hacerlo...
- ¡Eso sí fue una gran sorpresa!
- Imagínate entonces cuando nos enteramos... Casi quise matar Fran Francesca.
- Me sorprende que habéis permitido Francesca tener el niño. Él es un Martinelli, pero un Boschetto también. Tienes el hijo del enemigo en casa.
- No me alegra que tenga la misma sangre que esa familia, pero no puedo quejarme de Leonardo. Es un gran muchacho, si continúa se convertirá en un gran hombre.
- Hay que tener mucho cuidado con los Boschetto, puedes imaginar lo que podría pasar si lo descubren.
- Sí, yo sé... Incluso sin que Lino sepa, es su heredero tanto como mío... Él no es un ejemplo de buen hombre, pero no creo que sea tan cruel a punto de querer hacer daño a su propio nieto...

Desafortunadamente Leopoldo no lo sabía, pero no era exactamente con Lino, ni con ninguno Boschetto que deberían estar preocupados, pero con el hombre que estaba a su lado, a quien llamaba viejo amigo.

Bartolini jugaba en ambos lados. Inducia tanto los Martinelli como los Boschetto, jugaba las dos familias contra al otra aún más... Nadie esperaba que esta rivalidad fuera lo que llevaría a la destrucción de ambas, o eso planeaba Bartolini. Él sí sería capaz de hacer cualquier cosa para tomar el poder sin los otros para ponerse en su camino, no se sentiría mal por tener que hacer ninguna maldad, y después de eliminar aquellos que eran necesarios se convertiría en el jefe de familia más poderosa de toda Sicilia, tal vez incluso de Italia y la parte de Estados Unidos.

- Toda precaución es poca en estas circunstancias... - dijo Vincenzo. -... Y, por cierto, sería peor para todos si Francesca descubriera que todo era una mentira y que Ignazio está vivo.
- He permitido que ese chico siguiese vivo una vez, pero si él se acerca de mi hija de nuevo, voy a hacer con que esté en el coche en el momento del accidente, cómo ya debería haber sido hace cuatro años.
- O tal vez sea mejor garantizar la protección de su hija y su nieto.
- ¿Qué sugieres?
- Que sería mejor eliminar Ignazio antes de que Francesca sufra cualquier daño... - Leopoldo miró pensativo a Vincenzo y otra vez se tragó el cigarrillo.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora