Capítulo 30

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Después de pasar toda la mañana en la casa de Francesca y más de mitad de la tarde, Ignazio regresó a su apartamento. Además de recibir una paliza el día anterior, jugar al fútbol con Leo le hizo sentir aún más dolor, todo su cuerpo gritaba, pero no le importaba... No había dolor en el mundo capaz de hacer que él se quejara de quedarse con su hijo. Al haber recibido la noticia, Ignazio descubrió un nuevo mundo en relación a la vida, algo que nunca imaginó que sentiría.

Después de permanecer en el sofá y quitarse los zapatos empezó a pensar en todo lo que había sucedido en los últimos años. En primer lugar, la pasión por Francesca, después dolor. Ahora, de nuevo la alegría y la tristeza andaban de la mano... ¿No podría ser más sencillo? Quería pasar el resto de la vida con las dos personas que más amaba en el mundo y sabía que ellos también lo querían profundamente... ¿Las soluciones al problema? Muchas. ¿Soluciones que podrían funcionar? Ninguna. Con dos familias como Martinelli y Boschetto tratando de poner fin a la relación de nuevo sería lo que podríamos llamar de "catástrofe" o "posible tercera guerra mundial". Ignazio la amaba más que a nada, aunque odiaba no quedarse con ellos tanto como quería, prefería así, de lo contrario los pondría en peligro, por supuesto, no quería eso.

Cerró los ojos y respiró hondo. Se fue duchar y descubrió que los moretones también molestaban con esto, ya que el agua hacía arder cada corte. Puso un pijama corto y cómodo y una bolsa de plástico con hielo, se sentó en el sofá y gimió durante unos segundos. Sus ojos se cerraron y se quedó dormido, pero no más de quince minutos cuando alguien llamó a su puerta. Se levantó y abrió.

- Hola papá...
- Ignazio... - abrió los ojos como platos. - ¿Qué te pasó? - Lino entró.
- No fue nada...
- ¿Cómo nada? ¡Mírate! ¡Estás todo herido! ¿Quién te hizo esto?
- No sé papá, olvídalo.
- ¡No! ¡Dime ahora lo que sabes! No voy a dejar que nadie toque mi hijo así y salirse bien. - Ahora Ignazio sentía que sabía lo que sentía su padre.
- Dos hombres me acorralaron en un callejón, no sé quiénes son.
- ¿Ellos no dijeron lo que querían? ¿Sólo te golpearon?
- Querían dinero... - mintió. - Dije que no tenía y no me creían. Eso es todo...
- Por un momento pensé que podría ser otra cosa. - Ignazio se sintió nervioso.
- ¿Cómo qué?
- No sé... Tal vez algún enemigo, que conocemos bien.
- No quiero saber nada de ellos papá. No más... Incluso porque no tendría razón alguna para esto ¿no es? Quiero decir, ¿por qué los Martinelli tendrían algo contra mí ahora?

Lino se tensó e Ignazio se dio cuenta. A pesar de que era arriesgado hablar algo así, Ignazio fue inteligente, ¿su padre sabía que Francesca estaba allí? De lo contrario, ¿por qué la desconfianza con los Martinelli? Después de todo, se suponía que ella estaba en los EE.UU., o eso era lo que Lino quería que Ignazio pensara.

- Tienes razón Ignazio... Esto sería irracional. Hace tanto tiempo que Fran se ha ido.
- Voy a agradecerle mucho si no hablar de nuevo su nombre en frente de mí. - Ignazio dijo con expresión agresiva. En el interior, estaba orando para su táctica funcionar.
- Está bien, lo siento...
- Bien vamos a olvidar eso... ¿Necesitas algo papá? Casi nunca vienes aquí.
- Sí, yo sólo quería hacerle saber que me quedaré unos días en Venecia, no más de 3 espero... Nuevas negociaciones con un americano.
- Bien...
- Tengo que ir... Espero que tomes cuidado y todo lo que necesites puedes llamarme inmediatamente. Cuando vuelva, vas a hacer una descripción completa de los dos que te atacaron.
- ¿Por qué eso?
- Como he dicho antes, nadie hace eso con mi hijo y sale bien... Quienquiera que sea, va a pagar un alto precio por lo que te hizo Ignazio... Muy caro.

Ignazio tragó saliva y pronto su padre se despidió. Las cosas se ponían feas ahora. Él podría arriesgar en mentir y ser descubierto. Pero si decía la verdad y encontraban eses hombres su padre se enteraría que sí, los Martinelli tuvieran la culpa... Lo que es peor, su padre se vengaría y ciertamente antes de hacerlo se enteraría acerca de Francesca y Leo.

Su padre no era tan cruel para matar a alguien... Pero los hombres que trabajaban para él, estos sí, no ahorrarían a nadie.

Sicilian Heart (Corazón Siciliano)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora