Los diez años en los que más te amé || Emiliaco

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Maratón 3/3

El tiempo pasa rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos estaban la mitad de Enero.

Joaquin se siente un poco mejor, sale a caminar pero no va demasiado lejos.
En el pasado cuando tenía mala la salud se envolvia en una gruesa manta de cachemir y leía largamente o sentado en la silla que tenía forma de nido; ahora el menor entiende que no debe mirar la televisión porque es fácil marearse y luego siente la cabeza adolorida, no se encuentra cómodo leyendo por su cuenta y a menudo duerme a mitad de la tarde.

Lo que más teme Mauricio ahora es ver a Joaquín dormir, cada vez que lo encuentra tendido en el colchón, un sudor frío le recorre por completo el cuerpo tiene miedo de que algún día esta persona duerma tan tranquilamente que

" ya no esté dispuesto a despertar"

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Joaquín descubrió un día que el doctor tenía un alma puramente artística, el hombre a menudo escribe y pinta en un lugar cercano él; con un enfoque encantador y acuarelas brillantes, en este día Mauricio finalmente levantó la cabeza de su óleo tras darle unos últimos toques y finalmente se relajo bajo el cálido sol de la tarde y preguntó:

- ¿Tú cumpleaños será pronto verdad?

Joaquín se inclinó un poco hacia delante.
A excepción de las personas en el trabajo de Emilio, nadie más tenía idea sobre eso.

-¿ cómo lo sabes?

Mauricio sonrío dijo:

- En el pasado respondiste un formulario médico, tenías que llenar una casilla con la fecha de tu nacimiento y yo la memoricé.

Joaquín no se siente particularmente incómodo por eso y está dispuesto hablar con el médico por más tiempo de lo que ha hecho en otros días.

- Bien ahora dime ¿qué estás pintando?

-No te lo voy a decir

Joaquin tenía mucha curiosidad.

- ¿Entonces me llamaste y también a los perros nada más para que no te sintieras sólo?

-Así es... -El corazón de Mauricio está más cálido qué el lago del oeste cuando Joaquín está junto a él... Pero obviamente esa no fue la razón principal.

-Cuando estás mejor, los perros también se sienten más animados y corren un montón.

El sistema inmune del menor ya es muy débil, aunque los animales están entusiasmados y le llevan constantemente ramos los pies. Mauricio no está tranquilo, sin embargo ¿cuál es la otra opción? ¿Dejarlo encerrado? el mueve la cabeza para quitarse esas ideas tan destructivas de su mente y después de pensar por un momento se apresuró y dijo:

-¿Te gustaria que comprará juguetes para los perros y para los gatitos también?

Mauricio sonrío con alegría:

-¡Si! , quiero que les traiga uno de esos muñecos hechos con calcetines, trae muchos porque no quiero que se la peleen por ellos después.

El rubio se inclinó hacia Joaquín y le levantó la barbilla con los dedos.

- Si me das un beso lo haré.

Joaquin se quedó en blanco por un momento, pero logró contestar:

-No me molestaría hacerlo.

Esa pequeña oración cortó el autocontrol de Mauricio justo a la mitad, no lo pensó de nuevo y se inclino rápidamente para besar la mejilla de Joaquín.