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—No quiero pelear contigo. —Emilio escupió sangre sobre el suelo después de recibir un par de fuertes puñetazos en la cara—Quiero llevarme a mi esposo.   
               
Mauricio solo se burló: 
             
—¡Cómo si fuera a dártelo! ¡No eres digno de tocarlo siquiera! 
                 
Emilio levantó ambas cejas:
                  
—Eres un completo extraño. ¿Qué sabes de mi vida? ¿Qué derecho tienes para decir si soy digno o no?
                  
No tiene un vocabulario grosero, pero sus palabras son agudas, y parece soltar un desprecio natural por cada parte de Mauricio.

Mauricio no habló durante un tiempo, y tampoco continuó actuando con impulsividad. Se limitó a mirar a Emilio a sus ojos que le hacían un sin fin de preguntas estúpidas... Había algunas frases difíciles creándose en su cabeza, acertijos complicados de entender, cosas que quería lanzarle... 
                 
Mauricio  volvió a abrir la boca, su voz era muy suave: 
                 
—Sólo mírate... A excepción de tu bonita piel, ¿qué tienes de bueno?
                
—¡No utilices tu juicio superficial para cuestionarme y devuélvemelo! 
                 
La voz de Osorio es fría;No revela la creciente incomodidad y el dolor agudo que ha estado acumulando desde que llegó a la puerta del jardín de té.

El rubio de repente se rio, puso las dos manos en su cadera y comenzó a hablar con la mayor cantidad de veneno que pudo inyectarle a su voz:
                
—¿Juicio superficial? Señor Osorio, ¿Debería decirle cómo conocí a Joaquin? En noviembre, cuando Beijing estaba entrando en su primera nevada, él vino a recoger unos exámenes de laboratorio. Estaba solo, con una chaqueta delgada, y parecía que se estaba asfixiando. No le pregunté si tenía a alguien que pudiera acompañarlo porque no era importante en ese momento. —Mauricio carraspeó la garganta—.Desde el principio estuvo aguantando por sí mismo, sin familia, sin amigos, sin amantes. Haciéndose aspiraciones de médula ósea. Nunca lloró. ¿Puedes creerlo? Nunca lloró, aunque es terriblemente doloroso. Más tarde, le regalé unas flores para que pudiera distraerse... ¡Aunque sus ojos no podían mostrarlo yo sabía que en realidad estaba muy feliz! Pero al día siguiente me las regresó. En ese momento, su mirada estaba sombría y apagada. No pude ver ni siquiera un poco de esperanza en ellos... ¿Por qué no pude, Señor Osorio...?
                
El corazón deEmilio estalló en dolor. La agonía que Joaquin sufrió en estos meses parece estarle ocasionando un inmenso dolor en el pecho. ¿Qué estaba haciendo él en ese momento? Viajes, negocios, noches con amantes... Entonces recuerda lo que le dijo esa vez, cuando vio las orquídeas en la mesa... El día que aniquiló la pequeña alegría y la poca esperanza de su pequeño Joaquin.
                 
—Pensé que estaba viviendo solo... Y después descubrí que tenía unas horrendas marcas en el cuello. Le pregunté si era homosexual y me contestó que sí. Me contestó que tenía pareja. No quiero que se ponga triste, me dijo... —Mauricio tuvo una angustiante noche de insomnio, y ahora sus ojos parecen estar inyectados en sangre.

Se aproxima todavía más a Emilio, le sujeta de la camisa y dice—¿Por qué no fue a la quimioterapia por tantos días? Decide desaparecer y después se va de tu casa. ¿Por qué se fue de repente? ¿¡Qué le hiciste para que se fuera!? 
                
Los labios de Emilio estaban temblando... Es verdad,movió su mano hacia Joaquin, le dijo palabras de mala fé y tuvo sexo violento con él.

¡Tan violento que fue como una violación! Estuvo saliendo tres años con Rodrigo, y rechazó completamente las palabras del castaño cuando llegaban tiernamente hasta él...   
        
—... Sé que es mi culpa. —dejó caer la cabeza hacia adelante, sus ojos no reflejan ninguna luz—. Estoy muy... 
              
Mariscal interrumpe sus palabras cuando le toma del cabello como si tuviera toda la intención de propinarle otro puñetazo.
                   
—¿No sientes que ya es tarde para eso? —bajó los dedos y rodeó el cuello de Emilio antes de exclamar— ¿Crees que es fácil mejorar las cosas cuando te equivocas así? ¡No puedes arreglar ya nada! —Maurico se quedó sin aliento, sin su antigua sombra suave, sin rastros de compasión ni de amabilidad— No entiendes nada.

- ¿Cómo puedes compensar la frialdad y el sufrimiento que él ha sufrido durante tantos años? ¡No es posible! ¡Sólo te estás engañando! 
               
El cuerpo de Emilio tembló y se balanceó en el momento en que Mauricio aflojó su agarre. Sus labios se han vuelto nuevamente de color púrpura oscuro, pero todavía tiene la fuerza suficiente como para enderezar su espalda y ponerse de rodillas frente a él... 
                 
Todos pensaban que no amaba a Joaquin Bondoni Gress.

Alex, Mauricio, Textos, amigos que todavía están en contacto, gente que ni siquiera conocía. ¿Estaban todos ellos equivocados? Emilio bajó la cabeza y la colocó entre sus manos extendidas mientras miraba en su mente los recuerdos del jóven en el asiento junto a la ventana. El jóven de una piel blanca exquisita, sonriendo para él. Ama a Joaquin, lo ha amado en todo momento. Le gusta él, el chico joven y delgado que adora leer a Jane, y ama al hombre que siempre ha sido tolerante con su amor. La luz de sus ojos, el oxígeno que necesita, la paz que le hace falta siempre ha tenido su nombre escrito. Sollozó: 
              
—Por favor, por favor, por favor deja que me vea.  
                
Su murmullo, se ha convertido en una extraña petición.    
              
Mauricio decidió no mirar tanto al hombre que estaba arrodillado frente a él. No habló, ni mostró piedad en su semblante, solo se giró rápidamente, abrió la reja y caminó a casa...  
                
Cuando Mauricio entró y fue a la habitación, vió que Joaquin  ya no estaba ahí.

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•¿Creen que lo pueda ver aunque sea unos momentos?

•Solo diré que Joaquín no es objeto de nadie .

Nos leemos mañana...

Los diez años en los que más te amé || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora