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El avance de su enfermedad es especialmente rápido, y Mauricio le tiene miedo a eso. Cuando está al lado de Joaquin, lo hace sin ningún tipo de afán médico... Aun así, sabe muy bien que un paciente con leucemia en etapa avanzada que no toma medicamentos, no puede vivir por mucho tiempo.

Ha pasado una semana desde que Emilio le hizo una llamada telefónica. La molestia que le generó aquel hombre había disminuido considerablemente cuando, Joaquin, casi como si se tratara de un milagro, había vuelto en sí.     
            
Cuando se despierta, está acostumbrado a caminar rumbo a los pequeños ventanales de la habitación para ver los árboles en la planta baja. A veces le gusta jugar con los dos perros y los gatitos, pero Mauricio  no se lo permite mucho debido a que le muerden los dedos básicamente todo el tiempo. Cuando mira a través de la capa de vidrio transparente, el corazón de Joaquin se vuelve más tranquilo, flotando en el aire, suave y relajado.     
             
Recurrió a un libro de interés y lo observó detenidamente durante tres o cuatro días. Hay imágenes y palabras, se llama: "100 lugares a los que ir antes de morir". Mauricio se sentó frente a él y cuando leyó el título, una sombra oscura se asentó sobre sus pupilas marrones sin que pudiera evitarlo. Joaquín  lo vio, solo sonrió y uso sus pies para golpear la parte lateral de la cintura de Mauricio . Las calcetas color azul coral que utilizaba, mostraban un esbelto tobillo blanco, hermoso hasta el extremo. Mau le masajeó los talones un total de cinco veces y provocó que el dolor de Joaquin en sus ojos, finalmente desapareciera.       
           
—Este libro será tuyo cuando termine de leerlo. —el castaño se rio—. Tienes que ir a conocer dos veces cada lugar, promételo.   
               
—Mañana tienes un cumpleaños que celebrar.

Mauricio  ignoró sus palabras, Joaquin  asintió.   
              
—Lo he estado esperando durante mucho tiempo, y tu regalo de cumpleaños me ha tenido curioso por más de medio mes.     
             
Mauricio  sonrió y besó su mejilla. Sus ojos estaban llenos de un inmenso amor.   
              
—Debería hacerte esperar medio año por haberme preocupado tanto.                   
Joaquin  lo miró, giró la cabeza y volvió a concentrarse en su libro. Se siente demasiado cansado como para leer las palabras, pero está muy feliz de ver al menos las imágenes. Ha repasado todo el libro muchas veces y, después de un rato, enfoca desvergonzadamente la mirada en Mauricio . Este lo sostuvo entonces contra su pecho y preguntó:   
              
—¿Qué piensas?     
             
Cuando habló, lo hizo muy cerca de las orejas del castaño, que eran suaves por completo.   
               
—Te echo de menos en la cama...                
—No lo creo.   
               
—De verdad. —He comenzó a reír—

Hace tiempo que no estaba con alguien que fuera tan bueno conmigo.     
             
—Pero no fui el primero en serlo. –Mauricio fingió estar molesto—. ¡No intentes chantajearme con palabras lindas o voy a comenzar a cobrarte todos mis servicios!   
               
La risa escandalosa de Joaquin, demostró ser lo suficientemente poderosa como para llenar de calor el corazón helado de Mauricio.     

             
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La cena es un pollo tan grande como la propia mano de Mau, y Joaco comió tanto como su cuerpo se lo permitió. Al menos, su apetito actual parece ser mucho mejor que el de hace unas semanas.   
             
— ¿Quieres probar un poco de esto?                
Mauricio le dio medio tazón de sopa de camarones con algas. Joaquin está avergonzado, pero de todas maneras utiliza su cuchara para revolver la sopa. Su cabeza baja:   
              
—No, no creo poder... 
                 
El menor estaba predispuesto y se veía realmente angustiado porque entendía el esfuerzo que Mauricio  ponía en todo lo que hacía. El doctor no dijo nada, pero entendía lo que estaba pensando.     
             
—No tienes que esforzarte tanto... Está bien si vas a la habitación ahora y comienzas a empacar lo que quieras llevarte.     
             
— ¿Puedo tomar un baño esta noche?                   
Se ha estado sintiendo pegajoso recientemente, pero Mau no le ha dejado bañarse por temor a que se mareé.   
               
—Está bien, si no tardas mucho tiempo. —el rubio limpió los restos de comida de la mesa con un trapo seco y dijo cálidamente— Cuando las burbujas del agua se terminen, me avisas para que vaya por ti.     
             
Joaquin  suspiró, se giró y se fue. Pero el tiempo que pasó en la ducha no fue nada corto, y Mauricio  terminó empacando casi todo lo que necesitaba y alcanzó a darse un baño también, en la habitación contigua. Mauricio  se sentó en la cama, tomó el libro y pasó rápidamente las hojas sin detenerse mucho rato en una misma foto. Tuvo miedo de que Joaquin se hubiera puesto triste leyendo eso.                 
Finalmente, después de un tiempo, el menor salió del baño sintiéndose visiblemente mejor. Su cuerpo se veía suave, sus mejillas estaban rojas, y se sentó junto al rubio  para que le secara el cabello.     
            
—¿No ibas a llamarme?   
             
—Puedo hacerlo solo.   
               
—¿Cómo es que hueles tan dulce?                  
Mauricio  recargó la nariz sobre su cabeza e inhaló profundamente.                   
—Utilicé un shampoo exótico de rosas. —La voz de Joaquin  es un poco tonta mientras lo dice—.Me siento muy fragante, podría olerme toda la noche.   
             
Un suave beso cayó sobre su nuca.                  
—Tu aroma siempre fue delicioso.                 
Joaquin tensó el cuerpo. 
                
—No hagas eso.   
               
La cara de Mauricio  cambió en un instante, se veía arrepentido cuando se separó.       
           
—Ven a dormir. —Le dio unas palmaditas al colchón—. Mañana tienes que levantarte temprano para disfrutar completamente de tu día.                   
Joaquin parecía estar muy enojado cuando, gateando, llegó junto a Mauricio  y se sentó completamente sobre sus piernas. El beso de Joaquin , aterrizó en un instante en los labios del contrario. Sus ojos eran muy tiernos, había un poco de calor entre tanta oscuridad, como si se hubiera convertido rápidamente en la estrella más deslumbrante del universo.                
— ¿Vas a dejarme así otra vez? No me refería a eso cuando dije que no lo hicieras...       
           
—Joaco... No puedo...   
              
Mauricio  está molesto, no puede coordinar lo que dice con lo que está haciendo... Se siente entumecido y asustado porque le encanta amarlo, tocarlo y sentir sus muslos desnudos colocarse lentamente a ambos lados de él... Sin embargo, nunca pensó en poseerlo de esa manera. Solo quiere ser el tipo de persona que impacte en su vida. El tipo de hombre que merece...       
           
Joaquin suspiró sobre su boca. Siguió la línea de la barbilla de Mau  con la lengua y besó su cuello después de desabotonarle la camisa con demasiada urgencia. El mayor  no pudo resistir la gentileza de Joaquin , ni su aliento cálido salpicando sobre la piel sensible de su clavícula, ni ese aroma a flores... Ni la tibieza de su voz. Se giró y presionó a Joaquin  debajo de su cuerpo. El beso que era delicado, pasó a ser agresivo antes de besar también sus cejas y las delgadas mejillas de Joaquin que parecían duraznos.     
            
— Joaquin... Mi pequeño Joaco ... Mi amor... —Mauricio  no sabía por qué estaba llorando, pero no podía parar.

Todas las lágrimas estaban gritando desesperadamente mientras bajaban hasta gotear por su mentón. Sollozó y repasó esas pequeñas orejas, luego se inclinó para susurrarle muchas veces.

—Te amo. Te amo. Te amo.   
             
La delicada meticulosidad de Mauricio  resulta ser un hábito muy bueno. Cuando le separa las piernas y entra en él, Joaquin  no siente nada de dolor. Aun así, se aferra a las sábanas inconscientemente.       
           
— Joaquin... — Mauricio  besó y chupó la garganta del pequeño castaño  y el golpe caliente en su piel subió la frecuencia del momento.

Nunca dejó de decirle: "Te amo". Ni de sostener su espalda o frotar sus costillas... La conciencia de Joaquin  es a veces muy clara y otras veces absolutamente borrosa. Lo siente en todos lados, tan intenso como si fuera la primera vez. Con la tenue luz de la lámpara del escritorio, miró la cara de Mauricio  y, con un tono bajo y gemidos incontrolables, marcó el comienzo de una ronda más intensa de estocadas. Moviéndose arriba y abajo con la ayuda de sus pies...                   
Ah... Mau... Doctor Mariscal...                  
Joaquin  aflojó el agarre de las sábanas y envolvió el cuello de Mauricio  con ambos brazos. 

                 
Le sonrió.




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Cuenta regresiva:

-4

¡Wow! Este capítulo fue muy bonito y sentimental.
Yo solía escribir smut Emiliaco pero entendí que Mauricio y Joaquín necesitaban ese contacto para ser eternos en sus mentes.

Nos leemos pronto...

Los diez años en los que más te amé || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora