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Perspectiva de Emilio:

La voz de Emilio salió a través del teléfono escuchándose completamente indiferente y fría:   
               
—Voy a ir tras Aristóteles.   
            
— ¿Aristóteles? ¿El hijo del alcalde? —El tono de Alex es un tanto digno—. ¿Y qué le vas a pedir que haga?    
             
Los dos saben que esa persona no puede compararse con alguno de ellos. Es hijo de un líder importante, para empezar.   
               
—No me importa si su maldito amante tiene una maldita leucemia, tiene la médula ósea que necesito... Es la que Mauricio le consiguió a Joaquin. —La irritación de Emilio le estaba saliendo por los poros para cuando, segundos más tarde, el asistente Emannuel bajó de la limosina y le abrió la puerta. Emilio sacó una caja de pequeños cigarrillos de su bolsillo trasero y descubrió que el encendedor que ocupaba todo el tiempo ya no estaba allí—. No importa, iré a comprar uno nuevo mañana. —Hizo un gesto a Emannuel, y le pidió que lo llevara a su departamento.La voz de Alex se escuchó otra vez:   
               
—Emilio —El tono de Alex parecía ser el de un hombre nervioso—. ... No me gusta esta idea, no es tan fácil como ir y hablar con él. Algunas cosas no están muy claras con este sujeto.

¡Está más loco que tú!    

         
Emilio, quién había encendido su cigarrillo con la ayuda de unos cerillos corrientes, comenzó a quemarse los dedos con el fuego que consumía el papel. No se dio cuenta hasta que la piel comenzó a arderle y la ceniza se derrumbó y cayó sobre su pantalón.     
             
Alex, no tienes que preocuparte por mí—Emilio abrió la ventana.

- Conoces a más personas que yo en el hospital. Vamos a ajustar los detalles del tratamiento original de Joaquin, hacemos un escrito y que alguien nos lo firme... O ayúdame a preguntar si hay alguna otra médula ósea por allí.                   
Alex suspiró.     
             
—Emilio, no lo sé. Hay algunas cosas para las que deberías tener un poco más de corazón...  Además, tomé un poco de medicina de tu sala de estar y resulta que todos son para efectos especiales tardíos. —Sus palabras se detuvieron y provocaron un dolor indescriptible en Emilio—. Sé que entiendes... Tiene la enfermedad desde hace ya tanto tiempo que la médula ósea prácticamente... Es inútil ya.     
            
-No-respondió.
              
—¿Encontraste a Joaquin? —volvió el tema.      
            
Emilio se mostró hosco y sonrió. 
             
—Se niega a verme. Por eso regresé a Beijing.     
            
Alex  no pudo responder de inmediato a sus palabras, supuso que era debido a que había un sentimiento amargo y doloroso instalándose lentamente en su pecho. Tiene la situación de Joaquin  muy presente cada día y le cuesta creer que un hombre como Emilio , que está tan dispuesto a hacer tanto... No tomara acciones desde el principio.     
          
Alex  está angustiado por Joaco y  Emi por igual.  
              
—Está bien, no tienes que explicarme más. Emilio se acercó a la ventana, viendo las escenas nocturnas destrozadas por los movimientos del vehículo. Exhaló suavemente:  
                
— ¿Qué le pasó al abuelo de tu esposa?   
             
—El hospital se hizo cargo de eso, el hombre era viejo y ya tenía una enfermedad grave. ¿Qué te digo? Era un pequeño trozo de carne rota—. Alex se tomó un momento antes de decir— Estoy en casa, y no hay nadie conmigo.     
         
—Oh, entonces tal vez vaya a visitarte.

—Alex ahora tiene una enorme casa familiar, pero Emilio  supone que de igual manera debe sentirse completamente encerrado—Voy a colgar primero. 
             
—Señor Osorio, el asunto sobre la compra del Distrito Occidental ha sido aprobado. ¿Irá a la compañía mañana para hablar con su abogado?  
               
El asistente se aseguró de que hubiera terminado con su llamada antes de atreverse a hablar.       
         
— ¿El Distrito occidental?                  
La mente de Emilio no está clara, y se siente avergonzado por ello.  
              
—El proyecto que comenzó hace unas semanas. Para comprar el Distrito y los edificios empresariales de la zona.
              
Emilio  abrió los ojos bruscamente, sus dedos temblaban de manera incontrolable cuando se los llevó a la barbilla.    
          
—Andrei puede quedarse con el Distrito. Resulta que ya no lo quiero.
                
—Señor Osorio...    
             
—Ahora estoy de mejor humor... Y lo hago por Joaquin, no por él.    
             
Aunque Aristóteles  obtuvo la médula ósea gracias a él y seguramente le estaba infinitamente agradecido...

Emilio sintió que era más bien el villano. El triste y odioso villano de su cuento que tenía que encontrar para llegar a la absolución.

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Nos leemos pronto...

Los diez años en los que más te amé || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora