Los diez años en los que más te amé || Emiliaco

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Joaquin no durmió durante la noche, pero fingió que sí mientras veía la pequeña brecha transparente de luz entre las dos cortinas de la ventana. El cielo se estaba despejando gradualmente.
                  
Él  siente que no es una buena persona, que no hay nada interesante en él y que no es atractivo. Su apariencia no es saludable, sus piernas ya no se sienten suaves y está tan delgado que posiblemente no resulta agradable de abrazar. Puede comprender la actitud del médico y, por consiguiente, no es capaz de soportar el recordarlo; pensó que si él doctor lo tocaba, sería una pequeña compensación,Crearían un vínculo que le ayudaría a Mauricio a recordarle durante mucho tiempo después de su muerte.      
          
Cuando Joaquin salió del dormitorio era muy temprano, ni siquiera he dado las seis en punto.

La mañana en el sur solo se iluminó parcialmente;la sala de estar estaba muy limpia y ordenada y no había rastro de la pérdida de control de Mauricio la noche anterior, cuando pensó que estaba duriendo.

Todavía quedaban unos pocos jarrones y un buen conjunto de juegos de té sobre la mesa.

En el mueble de café, había un tazón de sal de roca blanca y un tazón de porcelana para arroz, Mauricio  se sienta en la cama minutos más tarde y mira el móvil. Cuando se percata de la hora deja el teléfono y grita: 
      
—Es tan temprano. ¿Por qué ya no estás aquí? ¿Por qué no duermes otro rato?    
           
La temperatura parece haber disminuido todavía más,el rubio camina descalzo por la casa y cuando finalmente lo encuentra, está sentado en el sillón con los ojos rojos y brillantes.  
                
Se está mordiendo los labios:
                 
—Oye ... Lo siento. —Mauricio se inclinó y tomó su pequeño rostro con ambas manos. Suspiró, le delineó las mejillas y al final, le mostró una sonrisa triste pero amplia—. Disculpa a este grandísimo idiota. ¿Puedes?
                   
Joaquin  sonrió también y dijo:
               
—¿Cómo puedo enfadarme contigo? Fui yo él que ... Yo estaba alterado, no eres tú.  
               
—¿No dormiste en toda la noche?  
                
El castaño frunció el ceño, pero de igual manera lo abrazó. 
                 
—Tú tampoco lo hiciste ... ¿Dormimos juntos en un rato?    
              
La última palabra la lanzó sin pensar, y se escuchó absolutamente clara y vergonzosa, Joaquin estaba todavía bastante herido por lo ocurrido, pero se reírse de sí mismo. Sus pensamientos giran en torno a la audacia que mostró la noche anterior, y el cuello y las orejas se le tiñen de rojo.  
                
Mauricio le tocó el cabello: 
               
—¿Comamos la sopa primero? No tienes nada en el estómago y estoy preocupado.
                
Mauricio recordó lo queJoaquin  podía comer y lo que no podía comer, y creó un menú muy parecido al del hospital,come un poco de un caldo de verduras y se sorprende al descubrir que sabe bastante bien. Bebe unos cuantos tragos directo del plato, y mastica unas pocas espinacas.
                 
Mauricio, después de calmarse, solo siente que está lleno de una increíble y duradera angustia.

Lo pensó detenidamente y creyó que Joaquin podría estar muy enojado con él ... Pero una vez más, se da cuenta de que no sabe lo que está pensando y, además de eso, que no puede descifrar sus sentimientos.                 
Pero no lo está culpando en absoluto.

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La dirección exacta del jardín de té de Mauricio Mariscal  fue enviada a su teléfono celular durante la noche.

Planeaba ir de inmediato, pero nuevamente lo dudó. Ha pasado mucho tiempo desde que Emilio  tuvo un estado de ánimo tan vacilante y nervioso.   
              
Dio una vuelta por el lago del Oeste la noche anterior, pero no se atrevió a bajar del auto. Su mente seguía repitiendo un escenario único:

El banquito al lado del quinto sauce en el norte, detrás del jazmín, Joaquin a menudo iba a sentarse allí después de montar bicicleta junto a él en el lago.

Recuerda cuando daban vueltas en círculo, cuando rodaban en el césped, la vez que hicieron un cometa y lo llevaron hasta el puente para ponerlo a volar.Todas las veces que nadaron abrazados ...   
               
Emilio se apretó la nariz y se limpió los ojos. Se dijo a sí mismo: "No puedes tener lágrimas. En el futuro, tendrás la oportunidad de traer nuevamente los recuerdos que una vez tuviste".
              
Está a solo media hora de Longjing Road. Emilio no sabía mucho sobre la división del jardín de té, y tardó unos cuarenta minutos en encontrar el camino. 
                 
El jardín de té de Mauricio Mariscal tiene tres o cinco acres, el ambiente es muy bueno, hay un pequeño lago en el centro y está rodeado por una cerca blanca; tienen un árbol de jazmín inmenso.El mayor  bajó del auto y miró la cerca de alambre que estaba rodeando la propiedad. Un perro dorado y otro del mismo color perseguían un muñeco de trapo y también se turnaban para sujetar unas pequeñas cositas peludas en sus hocicos.

Los ojos de Emilio tardan un poco en enfocar con claridad, pero cuando finalmente lo hace, siente un inmenso dolor en el pecho ... 
                 
El perro está jugando con unos gatitos, los gatitos de Joaquin.
               
El mayor entonces  se lanzó contra la puerta de madera y gritó lo más fuerte posible para llamar la atención.

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Mauricio, había convencido a Joaquin para que durmiera en la habitación por un rato, cerró su puerta y caminó por las escaleras solo para escuchar a alguien llamar a la distancia.                  
Mariscal  se pone inevitablemente nervioso.

                   
Caminó, abrió una pequeña puerta cuadrada y luego salió a la reja de seguridad. Vio a un hombre que parecía tener alrededor de 30 años. Se ve muy atractivo. Sus cejas son altas y su nariz es delgada ... Pero el color de sus labios no es normal,Mauricio puede deducir inmediatamente que está enfermo del corazón.
                 
—¿A quién buscas? —Preguntó.

Emilio creyó que el hombre frente a él era la persona encargada de la vigilancia. Las venas de su frente saltaron y ordenó: 
                 
—Abre la puerta.               
   
Mauricio es difícil de intimidar,no tiene nada que perder al enfrentarlo.

La persona más importante para él está dentro de casa de todos modos.                  
—¿Quién eres? ¿A quién buscas? —Preguntó de nuevo.             
     
Emilio sonrió con frialdad,de repente, levantó el puño en el aire y golpeó la reja justo donde estaba la cara del rubio.

Su tono, se volvió tranquilo y caballeroso:               
 
—Osorio, apellido Osorio Marcos ¡Emilio Osorio Marcos!     
             
Mauricio se quedó inmóvil durante algunos minutos que para él fueron iguales a horas. De hecho, no le dio ni siquiera la oportunidad de defenderse. Los movimientos de Mauricio  nunca fueron tan rápidos como ahora. Salió de la reja como si fuera un pequeño leopardo y se llevó a Emilio al suelo con él.     
            
—¡Jódete, hijo de puta!           
      
Y le dio un puñetazo.

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•¡Se prendió está mierda!

•¿Creen que ya sea el reencuentro de los emiliaco?

Nota de autor: ¡Bienvenidos a la semana de actualización diaria!

•Ya se que les debo un maratón ,ayer no lo pude hacer ,pido perdón.

Nos leemos mañana a esta misma hora...