Capítulo 15: Un desastre al finalizar el día

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Atsumu se ha adaptado medianamente bien a pesar de las extrañas y hasta incómodas situaciones que ha estado viviendo los últimos días.

Desde la situación con Suna y la ayuda de la hermana menor de este pensó que nada podría estar peor.

Aunque con la situación que le dijo su gemelo... Pues... No supo cómo tomarlo.

O más bien no supo cómo reaccionar.

Sí, Atsumu había jugado "adivina la canción" con Sakusa, pero realmente fue porque el propio Atsumu se lo había pedido y el chico de rizos jugó con él casi a regañadientes.

Realmente no pensó que Sakusa se hubiese memorizado sus canciones favoritas y mucho menos la que él menos conocía, en serio que jamás en su vida se imaginó algo parecido.

Especialmente la de un musical que Atsumu solamente había escuchado algunas veces en su vida y era porque a su madre le gustaba bastante.

Se la sabía más que todo por el recuerdo de bailar con su madre cuando ella escuchaba esa canción y le compartió el recuerdo a Sakusa.

De verdad no se imaginó ni siquiera en sus más locos sueños que Sakusa recordara algo como eso, cada vez que pensaba en él su corazón se ponía pequeño y se sentía como un desgraciado cobarde.

Realmente hizo ese intercambio un 20% por aquel chico de ojos oscuros, el otro porcentaje estaba en su paz mental.

Atsumu no es de los que huyen de las cosas, más bien enfrenta a cualquier persona sin importar las consecuencias.

Sin embargo, esta vez estuvo cansado de andar como estaba.

Como si todo el esfuerzo que ha hecho durante años no hubiese sido nada, como si las medallas o los reconocimientos no valiesen nada.

Como si su mundo de a poco caía y no sabía cómo arreglarlo.

Atsumu no suele huir de las cosas, usualmente las enfrenta o asume las consecuencias; pero esta vez sí creía necesario un descanso.

De absolutamente todo.

Volviendo a su actualidad, hoy debía ir a la casa de Kita-san, también conocido como el tipo al que más debería tener cuidado.

Analiza todo y siempre dice las cosas con una sinceridad verdaderamente fría.

Así que Atsumu debía tener cuidado con lo que decía o como hablaba o como miraba; más bien tenía que tener cuidado con todas y cada una de sus acciones.

Así mismo llegó a la casa con Gin, porque su amigo también es un tipo que le va patético en muchas materias, y tocó la puerta.

Quien los recibió fue un chico de cabello blanquecino con puntas negras, por unos segundos se preguntó si de casualidad era familiar de los Bokuto por el color de sus ojos, pero al escucharlo hablar descartó cualquier parentesco.

—Llegan tarde.

Su voz es extremadamente tranquila, tan suave que de broma se puede sentir.

—Kita-san, son cinco minutos —dijo Gin.

—Siguen llegando tarde, para la próxima avisen o no vienen. Pasen a la sala y saquen sus cosas —habló severo el otro chico.

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