Capítulo 34: Los hijos

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El resto del día de su cumpleaños se la pasó cocinando un montón de cosas y Atsumu comiendo hasta más no poder

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El resto del día de su cumpleaños se la pasó cocinando un montón de cosas y Atsumu comiendo hasta más no poder.

—Sabía que cocinabas, pero no tan bien —comentó Atsumu devorando el onigiri que había hecho hace unos minutos Osamu.

—Cocino cuando me da hambre o siento estrés, aunque me gusta hacerlo, a veces solo lo hago y ya; sale natural.

—Es decir en todo momento. —Atsumu le dio otra probada al Onigiri que tenía en sus manos—. Delicioso, deberías tener un restaurante o algo así.

—Deja de bromear —se quejó Osamu.

—¡Lo digo en serio! Iría todos los días.

—Como si pudieras.

—¡Deja de ser tan pesimista, idiota!

—No estoy siendo pesimista.

Atsumu lo miró con desdén, como si no creyera sus palabras.

—No creo que sea tan malo, tendrías muchos clientes —opinó su gemelo.

Osamu guardó silencio al ver que su gemelo comentaba.

—No creo que sea bueno.

—¿El qué?

Osamu intercambió miradas durante unos segundos con su hermano y luego la volvió a apartar.

—Olvídalo, no es importante.

—Si te preocupa lo que los demás pensarán... Es mejor que mandes todo a la mierda —Atsumu se encogió de hombros—. No puedes hacer felices a todos. Además, tu felicidad va primero.

Osamu asintió, prefirió no discutir el tema; las cosas ya estaban más calmadas.

Dirigió su mirada al refrigerador, lo abrió y sacó el pastel que le había otorgado su madre.

—¿Quieres soplar las velas? —Se quedó observando al pastel que tenía entre sus manos—. Al fin lo haremos juntos. —Forzó una sonrisa al final.

Atsumu se levantó de su puesto y con cierto esfuerzo se puso al lado de Osamu, su gemelo pasó su brazo por sus hombros.

Osamu puso el pastel sobre el mesón, tomó la vela y la encendió.

Era una sola vela para los dos, pero le daba igual.

Era tan extraño el hecho de compartir un pastel, pero ya no le molestaba la idea.

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