Miya Atsumu siempre ha sido el centro de atención desde que tiene memoria.
Adora bromear con sus amigos, disfruta las veces que viaja con su madre y es bastante popular en la escuela.
Todo lo que desea lo tiene, bueno, la mayoría de las veces; él s...
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—¡No! —volvió a gritar Atsumu.
—¡Levántate que no solamente tú te quieres morir! —exigió Gin agarrándolo por las piernas— ¡Atsumu, muévete de una buena vez!
Agradecía que su padre no estaba en casa para escuchar como su hijo gritaba y se quejaba una y otra vez de su vida, además de ver como unos adolescentes lo obligaban a levantarse de la cama.
Atsumu simplemente no tenía ganas de salir, de broma iba a la escuela y era para no levantar tantas sospechas.
—Te recuerdo que a mí también me duele —comentó con amargura en su voz Suna.
Atsumu soltó un grito de frustración y se aferró a la cabecera de la cama.
—¡Tú siempre tienes ganas de morir!
—¡Es mi cara de toda la vida, idiota! —se quejó Suna y Gin todavía luchando con sacarlo de la cama.
—¡Akaashi, ayúdame a levantar a este idiota! —pidió casi suplicando Gin.
—Estoy buscando ropa limpia en este desastre... —Akaashi revisaba el armario tratando de buscar algo decente allí— ¿Qué hiciste, Atsumu? Parece que nada está limpio.
—¿Desde cuándo no limpias? —indagó Kita observando toda la habitación.
—¡Quiero volver a mi casa! —Atsumu enterró su cara en la almohada y volvió a gritar—. Quiero ir a Tokio, quiero irme de aquí... ¡Yo no vivo aquí! ¡Esta vida de mierda no es mía! ¡Me quiero ir a Nueva York y olvidar el puto campamento!
Mientras escuchaba más y más quejas de Atsumu, el pobre de Gin seguía tratando de pararlo de la cama.
Todo esto es un desastre.
Esta vez Suna tomó el tobillo de Atsumu y jaló con más fuerza de la que debía, los tres cayeron al suelo.
—Cámbiate —ordenó Suna soltando su tobillo y levantándose.
Atsumu esta vez se acosto en el suelo.
—Dejen que me queje de mi miserable vida. Todo esto es una mierda y no sé qué es peor.
Se cubrió el rostro con su brazo derecho y tuvo ganas de llorar, de nuevo.
—¿Y arruinar tu cumpleaños? —Akaashi agarro un suéter azul grisáceo y un pantalón oscuro, se lo puso a un lado—. Cámbiate.
—Mi cumpleaños es mañana, les recuerdo. —Esta vez Atsumu se sentó y miró a los chicos que lo acompañaban.
Gin, Akaashi, Suna y Kita. Aunque este último no decía gran cosa y estaba organizando su escritorio.
Ha olvidado cuántas semanas han pasado, lo que realmente sabe es que ya están en segundo período de clases y muchas personas saben que existen dos Miya.
