Segunda Temporada. Capítulo 1.

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- Vamos, _____, salgamos de fiesta, como en los viejos tiempos. Sabes que vas a despejarte.-

- Déjame.- no me hizo caso, volvió a tironear mi brazo. - Deja a la gente sumirse en su depresión en paz.-

- Qué depresión ni que tanto, te vas a bañar y poner decente.- su tono quería ser autoritario, pero su voz era algo aguda, no podría intimidarme así.

- No quiero ir de fiesta, no quiero salir siquiera.- una sola queja más y juro que...

- ¿Y si vamos a la casa de Fritz? Será divertido y tranquilo.-

- ¿Qué no entiendes la parte de "no quiero salir"? ¿Te faltó oxígeno cuándo naciste?- maldito rubio insoportable, te quiero mucho, pero me das ganas de pegarte la boca con cinta adhesiva.

- Hey, no hay que ponerse agresiva. Lo hago por tu bien, mi vida, mi cielo, mi amor. Desde que llegaste no has salido de tu humilde morada.-

- Ni que hubiese llegado hace mucho...-

- Una semana.-

Demonios, parecieron menos días. Asomé un ojo por un pequeño hueco que se formaba entre las telas, hasta que pude ver su alegre rostro.

- ¿Podemos comer pizza?- susurré despacio, arrepintiendome en ese momento de esta prácticamente aceptando.

- Comeremos lo que te ponga más feliz.-

Suspiré. Me quité las sábanas de encima y le vi el maldito rostro iluminado a la persona que se hace llamar "mi amigo".

- ¡Yey!- pegó un saltito de emoción. - Tu tina ya está lista. No tardes demasiado.-

Caminé sin decir nada, pasé a su lado sin siquiera saludarlo, cerré la puerta del baño y le puse el seguro. Me quité la ropa y me sumergí en el agua y mis pensamientos.

      Pues sí, había llegado hace una semana de Japón; cuándo entré a mi habitación luego de un largo viaje, estaban mis amigos allí esperándome con globos y carteles desparramados por todo el lugar.  Había sido una gran sorpresa.
Obviamente fue un regalo volver a verlos y abrazarlos luego de tanto tiempo sin hacerlo. Las lágrimas brotaban de nuestros ojos, estábamos tirados en el piso formando una rara masa humana. En ese momento me levantaron el ánimo que había perdido en el viaje de vuelta.

Acostumbrarme de nuevo a la vida... de famoso millonario fue raro. Me despertaba y no debía ir a ninguna escuela (no por ahora, la semana entrante empiezo), no había chicos más que mi hermano durmiendo en la cama del frente. Teníamos a nuestra nana que nos atendía y cuidaba todo el tiempo, a nuestros padres presentes en las comidas y otros momentos. No venía nadie a tocar mi puerta a decirme de salir a hacer algo, nadie me pedía ayuda con la tarea, nadie me decía "Ven, vamos a molestar a Bakugou".

Se sentía raro ser nosotros cuatro de nuevo (sin contar a nuestra nana). Además los portales hablaban de nuestra vuelta, cómo si fuese algo importante. Reporten mejor a cuánto subió el nivel del mar por el calentamiento global o algo así.

Y con Hitoshi... no tenía quejas con ese tema.
Hablábamos siempre que podíamos, algo a destiempo por la diferencia de horario y por lo ocupado que estaba ahora él. Pero nos las arreglamos para saber cómo está el otro, qué está haciendo. Hacíamos de todo para no extrañarnos tanto o que al menos no se sintiera la ausencia del otro, videollamadas, fotos, vídeos, audios, todo eso sumaba a sentirnos un poquito mejor. Trabajábamos en conjunto.

Pero lo que me falta es el contacto físico que tenía con él, sus abrazos, sus besos, sus miradas, sus murmullos en el oído, sus manos apretando mi cintura y otros lugares... las mañanas perezosas, los saludos en los almuerzos, las noches de cariñitos o un poco subidas de tono. Todo aquello y más era lo que extraño, lo necesito de nuevo. Era la mismísima soledad acariciandome cada noche.

Your light (Shinsou y tu) [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora