Capítulo 23

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            Una nueva semana había comenzado, todo marchaba bien. Más exámenes y tareas que hacer y a las cuáles sobrevivir, una nueva mudanza que planear, un novio con el cuál pasar tiempo. Todo ocurría muy rápido.

Aunque hoy había tenido una exposición oral con mis amigos (en la cuál nos fue muy bien), no estaba nerviosa como otras veces ya que anoche, después de tanto tiempo, me colé al cuarto de Hitoshi.

Me sentía cómoda y tranquila de nuevo. Me había ayudado a repasar mi parte un par de veces y cuando ya tuve sueño, nos acurrucamos en la cama. Me abracé a su pecho, sintiendo su corazón latir lentamente, uno de sus brazos pasaba por mi cintura mientras que el otro me hacía cariñitos en el cabello.
Eso era el cielo mismo.

El frío que hacía afuera era inexistente entre nosotros, yo ya dormía con un pijama más abrigado, mi novio dormía con una simple camiseta y unos pantalones de algodón, diciendo que yo le daba todo el calorcito que necesitaba por las noches. Me sentía como una estufa humana, pero una estufa humana feliz.

No se cómo voy a hacer cuándo me vaya y no lo vea durante meses. Toda esta situación con mi hermano me está volviendo loca. Obviamente que vuelvo únicamente por él y por su salud mental, es mi hermano, no puedo dejarlo sólo en un momento como este. Pero también pienso en todo lo que voy a dejar aquí. Siento que me ahogo y no puedo hacer nada.

Pero cuándo estoy con Shinsou, al menos por un rato me olvido de todo. Logra calmarme con esa sonrisa torcida o con su cara monótona de siempre, cuándo nos quedamos charlando de lo que sea, o cuándo nos ponemos a ver vídeos de gatitos.

     En la mañana cuando desperté por la alarma, me preparé rápidamente para volver a mi edificio sin que nadie lo notara.

- Buenos días, bello durmiente.- recién se había despertado, yo ya tenía mis zapatillas y mi abrigo puesto. Me acerqué al borde de la cama para besarle la frente. Parecía un niño pequeño que no terminaba de entender lo que pasaba a su alrededor.

- ¿Ya te vas?- su voz ya de por sí ronca, sonó super adormecida, lo cuál no hizo que me provocara más ternura.

- Si. En diez tienes que levantarte.- me alejé hasta llegar a la ventana por la cuál había entrado hace unas horas.
Cuando de pronto sentí que él volvía a hablarme.

- Oye, si hoy te va bien en el oral, te llevo a dónde tu quieras luego.- estaba sentado, con el cabello revuelto y la camiseta mal acomodada, sus ojitos apenas se abrían.

- Está bien. Promesa.- le acerqué mi meñique, que juntó con el suyo después.

La promesa de la garrita es sagrada.

Luego de eso, como ya dije, nos fue muy bien con el squad en la exposición. Ah, por cierto, el castigo no fue tan malo como creímos, luego de que el aula quedara sin más alumnos que nosotros, tardábamos unos veinte minutos limpiando todo como Aizawa nos pidió.

Estábamos haciendo la cola para el almuerzo, mientras que con Kaminari charlábamos sobre quién ganaría una batalla, Goku contra Godzilla (yo apoyaba a mi hombrecito con poderes, pues infancia), cuándo por un momento, dejé de prestarle atención a sus argumentos, ya que había visibilizado una cabellera índigo cerca mío.

- Ay por Dios, intenta parecer más casual al menos. Un poco menos urgida.- habló Katsuki, con su todo de voz hostil.

- Cállate. Yo todavía no entregué las nalgas, no cómo tú.- respondí sin mirarlo, ahora más disimuladamente, seguí observando a Shinsou, que estaba sentado junto a sus amigas y Tetsutetsu.
Me encantaba verlo hacer amistades y llevarse bien con los chicos de su clase.

Your light (Shinsou y tu) [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora