Segunda temporada. Capítulo 10.

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       La mañana del veinticuatro de diciembre siempre se siente diferente y especial, tiene un aroma característico. Hitoshi y yo coincidimos en eso cuándo desayunamos en el mesón del comedor.

Desperté y rápidamente miré al frente mío temiendo que no existiera la tercera cama y todo haya sido un sueño. Por suerte la vi destendida y la luz del baño de mi hermano prendida, suspiré de alivio.

No podía creer que tenía su rostro adormilado frente a mí, en mi casa. No podía dejar de observarlo, como si hacerlo fuese un crimen o un desperdicio.

- ¿Dónde están tus padres?-

- Papá salió al estudio, seguro, para dejar todo ordenado y cerrado hasta el veintiséis.- tomé otro sorbo de mi té. - Y mamá supongo que haciendo las compras. Siempre les damos los días completos a los empelados en las fiestas.-

- Ah...- nos quedamos en silencio un rato, hasta que volvió a hablar. - Me duele la frente y no entiendo porqué, me miré al espejo y no tengo nada.- se sobó aquel lugar con delicadeza.

- No se qué puede haberte pasado, bebé.- me levanté de mi silla hasta llegar a la de él y sentarme en su regazo. Sus brazos me sujetaron y con cuidado le dejé un beso en la frente, dónde dijo que le dolía. Un beso en los labios le siguió a otro y a otro sucesivamente.

- Casi que no te reconozco en un pijama que sea sólo una camiseta mía.- una sonrisita superior apareció en su rostro. Presumido.

- Yo dormía como una reina decente antes de ti. Pijamas de seda y telas finas.-

- ¿Acaso dices que yo te corrompí?-

- Si, lo hiciste por completo.- reí y volví a besarlo.

- Creo que voy a desayunar en la biblioteca.- sentí a lo lejos la voz asqueada de mi hermano.

- Buenos días a ti también, estrellita.-

- Buenos días a los dos, exhibicionistas.- Hitoshi lo saludó con la cabeza y él le respondió igual.

- Siéntate con nosotros.- le pedí, a lo que de mala gana aceptó (mentira, sólo se quiere hacer rogar).

Dejó sobre la mesa una naranja y un vaso con agua frente a él.

- ¿A qué hora se durmieron anoche?-

- Realmente no lo se. Yo recuerdo haber estado en la sala de cine y mágicamente desperté en mi cama.- Hitoshi seguía confundido y sobándose la frente.

- Ambos se entienden bien con eso del sueño profundo.- soltó una pequeña risa.

Yo terminé mi té, Hitoshi su café importado junto a unas galletas y Yuga su naranja.
Mientras charlábamos, sentía una mano colarse entre mis muslos y acariciar allí, yo me inclinaba hacia atrás para que mi mano quedara más cómoda al acariciar su cuello y de a ratos su rostro. Era una sensación hermosa estar como estaba ahora.

- ¿Qué haremos hoy?- preguntó el pelivioleta.

- Solemos ayudar a mi mamá a cocinar, pero no demasiado porque le gusta hacerlo ella sola.-

- No podemos salir, todo el centro va a estar colapsado de gente.- suspiró mi hermano, para él siempre era un día bueno para salir, excepto el veinticuatro de diciembre.

- ¿Trajiste traje de baño?- pregunté de repente, cuándo una idea se me vino a la mente.

- Si, Yuga me dijo que tenían una piscina.-

- Oh si. Podemos ir si quieres.-

- Por supuesto, sólo déjame llamar a mi casa antes, ¿De acuerdo?-

Your light (Shinsou y tu) [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora