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Mientras sus madres hablaban animadamente de sus respectivos hijos, Tn y Asano intercambiaron miradas, comprendiéndose de inmediato.

– Ahm –intervino él.– Mamá, papá, señora Satō. Si no les molesta, Tn y yo nos retiramos a mi cuarto. Los dejaremos conversar en paz entre adultos.

La mujer de cabello rubio miró a su esposo, esperando a su aprobación. Gakuhō esbozó una sonrisa.

– Adelante, Asano-kun, Satō-san. Sólo recuerda la regla de puertas abiertas.

– Sí, señor –se levantó y miró a su novia.– Vamos –extendió su mano a ella.

– Sí –tomó la mano de su novio y se levantó.– Con permiso.

Ambos jóvenes hicieron una pequeña reverencia hacia los adultos y se dirigieron a las escaleras. Los adultos intercambiaron miradas.

– Bueno, ahora que los niños se han retirado... –miró a su esposa.– Querida, ¿Preparas té?

– Claro, Anata –se levantó.– Con permiso.

Aquella mujer se fue hacia la cocina.

– "Regla de puertas abiertas", ah –rió.

– Sí –la miró.– Es por si acaso. Aunque en realidad Asano-kun es todo un caballero.

– Mi pequeña Tn es toda una damisela también, sin mencionar que sigue siendo una niña. No me preocupa lo que haga, pero de todos modos me parece inapropiado que esté a solas en una habitación con un chico.

– No creo que hagan nada fuera de lugar.

– No. Pero, por si acaso, a Tn no le permito llevar chicos a su cuarto.

– Ya veo.

[Cuarto de Asano]

Al entrar a aquella habitación, ambos jóvenes soltaron aliviados suspiros y se miraron.

– Qué incómodo es todo esto.

– Ciertamente –sonrió.

– Hm –sonrió.– Tu cuarto es lindo, bastante grande –comentó, dando vueltas por el cuarto.

– Gracias.

– Tienes libros de matemáticas avanzadas... –tomó uno de aquellos libros.– ¿Esto no lo dan en la universidad?

– Sí. Ya lo leí.

– ¿Planeas trabajar en una empresa? –rió.

– Podría. Aunque no es lo que planeaba –se acercó a la puerta de balcón y la abrió.

– Ya veo...

La joven dejó el libro en su lugar y se acercó a un mueble bajo con trofeos que tenía en la pared encima una pizarra de corcho con listones y medallas colgando.

– Eres realmente bueno en todo, ah...

– Ah, mis premios –se acercó a ella.– Tengo trofeos en artes marciales, deportivos, medallas de primer lugar, certificados en cursos varios e idiomas...

– Es impresionante, Gaku...Tienes más trofeos que yo –rió y lo miró.

– No es tanta la diferencia –sonrió.– Vi que tenías muchos premios por tocar piano, es realmente maravilloso.

– Gracias –sonrió.

– Shū –llamó.

Ambos giraron, viendo a la madre del chico de pie en la puerta, cargando una bandeja.

Detention 🏩 Gakushū AsanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora