Capítulo 26

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Kuroo separó los párpados con un gruñido y arqueó los labios en una sonrisa perezosa y suave. La oscura noche a su alrededor era un silencio puro y limpio, como el agua tranquila de un lago, tan imperturbable y claro que tenía miedo de que todo esto se tratara de una ilusión, de que pudiera romperlo al más mínimo error. Hubo pocas veces en las que se sintió tan ansioso en toda su vida, tan fuera de sí mismo o tan extraño. Había sido moldeado para ser una persona que sabía cómo guardar la compostura, para ser frío, arrogante más digno que cualquiera, la marioneta perfecta, así que no podía evitar agitarse cada vez que experimentaba este tipo de emociones extrañas.

No le gustaba nada que no pudiera manejar, siempre tendió a ser más agresivo y duro en pos de su ansia de control. Si no podía manejarlo, entonces todo lo que tenía que hacer era dominarlo hasta que se sometiera. Esa idea estaba lo suficientemente arraigada en su conciencia, tanto que se había vuelto parte de sí mismo y que era una demanda y un impulso natural para él, incluso frente a Kenma, sin embargo frente a la tranquila persona durmiente a su lado su corazón no podía evitar derretirse, o quizá él mismo no podía evitar hacerlo.

Porque era realmente precioso para él, tanto que nacía en su pecho un deseo natural por molestarlo...porque quería tener toda su atención para él.

Le picó la nariz y, naturalmente, este arrugó el entrecejo y agitó la cabeza contra la almohada. Era muy lindo, las pestañas que eran ligeramente oscuras brillaban con un agradable resplandor dorado frente a la luz de la luna, eran muy bonitas; pequeñas y ligeramente arqueadas. También tenía una pequeña nariz orgullosa que se alzaba con toda la fría dignidad de su mirada cada vez, y labios delicados y suaves que parecían más abultados y apetitosos cada vez que sonreía. Tan tentador, tan agradable, tan atractivo que no tenía miedo de llamarlo hermoso.

Tsukishima era el tipo de persona al que uno no podría cansarse de mirar, su postura, sus gestos, cada una de sus maneras y este indefenso rostro bañado en calma tierna, a él le gustaba. Era tan diferente, tan extraño que no sabía que sentir frente las emociones que despertaba en su pecho, frente a la persona que trataba de acurrucarse cómodamente entre las sábanas o que era todo esto.

- Tsukishima ¿Cómo puedes ser tan descuidado? - susurró, sin ánimo de que él lo escuchara, tan suavemente que su voz ni siquiera podría competir con un suspiro - ¿No tienes ni siquiera un poco de sentido de peligro? No soy una persona tan buena ¿Sabes? Te voy a atacar si no me dices nada en este segundo y voy a tomar tu silencio como que estás de acuerdo.

Apoyó una mano sobre ese tibio rostro durmiente y acarició gentilmente, era muy suave y su piel tan cremosa, tan fragante como frescas fresas. Deslizó suavemente. La zona de su cuello era más sensible, suspiró, su piel se erizó gentilmente tras el primer toque y culminó en un estremecimiento a la suave presión de sus dedos sobre una marca rojiza y tierna, como un par de medias lunas gemelas que se había impreso en su piel.

Que extraño ¿Qué era? ¿Cuándo lo había mordido de esa manera? Kuroo ni siquiera lo dudó, había bastado solo un instante para darse cuenta de que era suyo, sin embargo no pudo escapar de su aturdimiento tan rápidamente ¿Una mordida? ¿Un nudo? ¿Qué demonios estaba pasando por su cabeza en ese momento? ¿Por qué? ¿Cómo fue posible? Algo tan instintivo, tan carnal, tan desesperado y posesivo ¿Por Tsukishima cuando no siquiera por Kenma aquella única vez del pasado...?

¿Estaba bien? ¿Cómo fue posible? ¿Su conciencia había desaparecido de tal manera? ¿Había perdido la cabeza solo por él? Pero si era un beta, no podía ser y...no, no, no, estaba tratando de pasarlo por alto, pero eso no era posible, Tsukishima no era un beta, su verdadera condición, su verdadera naturaleza...

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora