Capítulo 39

682 72 282
                                    

>3< Actualización >3<

.

.

***************

La noche era tan fría como el invierno y la brillante luz de la luna caía sobre el suelo a través de la ventana, como una cascada, sobre el cuerpo de un niño pequeño acurrucado en silencio y en las lágrimas pequeñas y frágiles que se quedaron atoradas entre sus espesas pestañas, sobre su pálida piel. El silencio siendo como la nada más oscura y fría, y, como si temiera que sus sollozos pudieran despertar a un monstruo terrible, su pequeño cuerpo se agitaba tratando de tragarse su angustia para sí mismo.

Le dolía mucho la espalda esta vez, le picaba mucho, pero solo podía sentir un tremendo dolor cada vez que trataba de moverse. Los cortes sobre sus manos todavía palpitaban y un calor pulsante ardía incluso por sobre las pulcras vendas que los cubrían. No podía mover muy bien los dedos, eran rígidos y muy duros, y también dolían cada vez que trataba de hacer algo, en cada estremecimiento, cada vez que temblaba, incluso cuando traba de respirar. Quería salir de aquí, quería irse a su casa, sin embargo sabía bien que no debía llorar, que no podía ser un niño débil, que tenía que aprender a hacerlo bien pronto porque se iba a convertir en una persona muy importante a la que todos iban a amar en el futuro. Alguien con quién todos querrían hablar y de quién todo el mundo iba a querer ser amigo.

Iba a haber muchas personas que iban a llamarlo todo el tiempo y que también iban a querer visitarlo, podría hacer todo lo que quisiera, podría tener todo lo que quisiera y nadie podría decirle nada, por eso tenía que darse prisa y aprenderlo todo, tenía que ser obediente, bueno y crecer muy rápido, tenía que ser muy inteligente, muy educado, muy fino y seguir todo lo que le dijeran, pero extrañaba mucho su casa y quería ver a su papá y a su mamá.

Aquí no le gustaba, daba miedo y no quería que lo golpearan más.

— Mi casa...— esos labios pequeños y rosados temblaron en medio de una voz suave y tan quebradiza como la nieve blanca, sus ojos llenos de lágrimas siendo sacudidos por las emociones que alguien que iba a ser muy importante y fuerte en el futuro no debería sentir.

Agitó la cabecita. Tenía que ser digno, tenía que ser muy poderoso y todo eso que le habían dicho antes muy rápido para que pudiera regresar pronto y todos lo felicitaran, pero ¿Qué podía hacer? ¿Qué debería hacer? Era muy tonto y no sabía nada, no aprendía rápido, lo olvidaba cuando se lo preguntaban y siempre se estaba equivocado, por eso su abuelo siempre se estaba enojando con él, por eso siempre lo castigaba y le decía que era inútil. Porque no escuchaba lo que le decía y siempre estaba distrayéndose, por eso no le dejaba volver a casa, por eso lo golpeó hoy y no le dejó ver a su padre aunque sabía que estaba de visita.

Porque era muy malo y muy tonto y un inútil y no servía para nada, pero no había visto a papá en mucho tiempo, hacía tanto y tal vez él también quería verlo ¿No? Y tal vez, aunque su abuelo no lo quisiera todavía, querría venir a verlo, porque alguien debió haberle dicho que había estado enfermo por varios días y por eso había venido. Su padre nunca decía nada, pero debía haberse preocupado, él lo quería, así que podría ser que viniera aquí para verlo pronto y para ver cómo estaba o para saludarlo al menos un ratito.

Tal vez también quería arroparlo esta vez, como los papás hacían en todas esas historias, y querría asegurarse de que la cama se sintiera cálida, pero también estaba bien si no lo hacía, estaba bien si solo venía para darle un pequeño vistazo, solo por un segundo pequeño aunque no le dijera nada o no entrara a la habitación. Quería verlo al menos una vez, quería que lo llevara de vuelta a casa. Por favor. Por favor. Él estaba esperando pacientemente, abrazándose a una ilusión pequeñita que se resquebrajaba lentamente, soñando con la familia feliz que nunca había tenido.

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora