Capítulo 31

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— ¿Un...un cachorro? 

Aturdido, Tsukishima se apoyó la mano sobre la frente, sus párpados agitándose suavemente a la tenue luz de la habitación ¿Qué había sido eso? Le había dejado una sensación curiosa y agradable en el pecho, sin embargo aún no lo sabía ¿Eso fue un cachorro? Era pequeño y esponjoso, como una bolita de algodón y dormía tiernamente dentro de una cesta llena de cálidas mantas de vivos colores. Lo sostenía sobre su regazo. Pensó que era muy adorable y bonito, le gustaba mucho, pero no recordaba haber tenido un sueño como este nunca antes, algo que se hubiera sentido tan vivo. 

Incluso su corazón aún parecía agitado ¿Era solo una impresión suya? El aroma de las flores del jardín, la brisa cálida, el aleteo de las mariposas que también parecían haberse acercado para mirar con curiosidad le pareció tan real que aún no podía olvidarlo, que la tierna emoción de ver a esa pequeña y frágil criatura ahí aún latía en su pecho ¿Había dormido tan profundamente anoche? Tal vez debía haber estado más cansado de lo que había imaginado.

Se levantó al mismo tiempo que trataba de ordenar su mente, sin embargo no había pasado más de un segundo antes de que frunciera el ceño y se apoyara una mano sobre el estómago. Tenía un muy mal sabor de boca, lo suficientemente incómodo como para que sintiera el estómago revuelto. No fue muy agradable, aun así no pensó en ello y fue directamente a asearse después de beber unos cuantos sorbos de agua.

Su estómago debió haber reaccionado mal después de haber pasado casi un día entero sin probar un solo alimento. Había sido un día muy frenético y realmente no se había tomado el tiempo para preocuparse por algo como eso, no había sido hasta que Akaashi estuvo de vuelta y descansando que Tsukishima fue capaz de sentirse una vez más a sí mismo y a todo el cansancio que había caído sobre su cuerpo. Ni siquiera recordaba el momento exacto en el que había vuelto a su habitación, sin embargo si a Kuroo y a lo gentil que había sido con él.

— El siempre...— miró su reflejo a través del espejo, a sus pupilas tambaleantes y sin poder soportarlo, tomó el teléfono móvil sobre el tocador y comenzó a teclear apresuradamente.

Quería saber cuál era la condición de Akaashi, ayer parecía muy confundido y perdido en sus propios pensamientos y no habían tenido tiempo para hablar o para escuchar la historia exacta de lo que había sucedido. Que ya estuviera de vuelta era reconfortante, parecía que Bokuto podría cuidarlo bien. Anoche pudo ver cuánto le importaba, sin embargo a Tsukishima aún no le había sentado bien tener que volver y dejarlo solo...no después de ver cómo se había aferrado a él.

No podría estar tranquilo hasta que supiera algo, afortunadamente la respuesta llegó muy rápido.

Colocó cuidadosamente de vuelta el teléfono, Akaashi aún dormía al parecer. Era reconfortante, sin embargo aún no lo suficiente para él. No sabía lo que iba a suceder cuando despertara o como este iba a reaccionar después de todo lo que debió haber tenido que pasar. Ayer apenas había podido calmarse y parecía tan desesperado, tan triste y desconsolado que su corazón se apretó.

— Kei ¿Sucede algo? — Akiteru, quien parecía haber estado parado bajo el portal de la puerta por quién sabe cuánto tiempo, decidió golpear suavemente sobre la delicada madera para llamar su atención — ¿Recibiste malas noticias?

— Oh, no, no es eso...— el rubio volvió a mirar la pantalla de su teléfono — Parece que todo está en orden ahora, yo solo...solo estaba pensando en unas cuantas cosas.

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora