Capítulo 3

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Akaashi aspiró lentamente el aroma del té y suspiró, agitando la fina y delicada nube de humo que emanaba de su superficie. Tomó un sorbo. El té de Jazmín era su favorito, suave, dulce y relajante, callaba a los sentidos que últimamente vibraban continuamente y calmaba poco a poco la maraña de ideas que revoloteaban en su mente inquieta. Tomó otro sorbo y apretó los labios, hoy no parecía estar funcionando demasiado bien. Creía que era extraño, no podía entender de qué se trataba, sin embargo estaba ahí y tenía la impresión de que no iba a cambiar pronto. 

Bebió un nuevo sorbo de té, aquel delicado sabor bailó gentilmente sobre sus papilas gustativas al mismo tiempo que sus ojos se perdían momentáneamente sobre el tranquilo flujo de personas fuera de la tranquila cafetería. Cerró los ojos ¿Qué estaba pasando recientemente con él? Quería entender la razón detrás de su propia melancolía, quería saber porque la atmósfera que lo rodeaba era tan extraña. Quería fingir que todo estaba bien y que nada estaba pasando, pero no sé sentía como debería.

Había sido así desde aquella noche...desde esa persona.

Apretó los labios y la taza de té ¿Que había sido eso? ¿Qué fue lo que pasó? Incuso si quería dejar atrás aquello o si había encontrado una excusa para justificar ese terrible error, ese momento seguía congelado en el tiempo dentro de su mente. Encapsulado en una fragancia tan suave y dulce con el Jazmín, como los matices del sol entre la cálida brisa de una tarde verano, como la melancolía que nacía de este.

Tan extraño y aun así, podía recordarlo con la intensidad del primer momento...y con esa misma intensidad, el cuerpo de Akaashi también se estremecía.

— Keiji ¿Te pasa algo? Estás más callado de lo normal — Akaashi giró en dirección a la mujer frente a él, suaves arrugas le rodeaban los ojos y la boca, líneas poco marcadas que no opacaban a un rostro que debió haber sido muy agradable en su juventud. Las personas decían que se parecía mucho a ella, era su madre después de todo — ¿Hay algo que va mal? ¿Tú y Kiyoomi-san tuvieron una discusión? Tampoco ha ido a casa últimamente ¿Está todo bien?

Su madre se llevó nerviosamente un mechón de su oscuro cabello detrás de la oreja y apoyó los brazos sobre la libreta que se encontraba frente a ella. Su agenda, su itinerario y próximas presentaciones estaban escritos entre sus páginas y Akaashi lo miró en silencio por un tiempo antes de alzar la cabeza. Ella estaba un poco preocupada, era lo que podía ver, lo había estado por varios días, lo notó y agradecía que le hubiera permitido tener un poco de espacio para pensar por sí mismo.

Sin embargo, para su infortunio, no había llegado a un consenso. No había conseguido nada más que confusión y melancolía ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

— Si, él ha estado ocupado con el negocio de su familia...vamos a vernos más tarde — le sonrió — Todo está bien.

— ¿Estás seguro de eso? — su madre preguntó, aún parecía un poco inquieta y Keiji, quien ocultó discretamente una de las manos debajo de la mesa la apretó suavemente. Lo estaba ¿Verdad? — Si, supongo que estoy un poco nervioso...hemos estado hablando y...— relajó los dedos y volvió a apretarlos, le gustaba la sensación que se arremolinaba en su pecho, era cálida, cosquilleante y le hacía sonreír. Sentía que no había nada de qué preocuparse, que todos sus miedos se disipaban lentamente y volvía esa pequeña emoción para apoderarse de él.

Una dulce ilusión que lo llenaba todo, un sueño que estaba cada vez más y más cerca de hacerse realidad.

— ¿Sobre su compromiso? — su madre le tomó la mano por sobre la mesa, su expresión siendo una más tranquila y comprensiva, su voz conciliadora — Él estuvo hablando con tu padre sobre el asunto y creo que no necesitas que te diga lo que piensa o lo que quiere ¿Verdad? No necesitas preocuparte, es un gran paso, pero es lo que los dos quieren.

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora