capítulo 48

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>3< Actualización >3<

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Algo no se sentía muy bien. En medio de la habitación que parecía concentrar toda la luz del exterior, los ojos de la persona que se encontraba recostada sobre la cama miraban hacia el techo como si el mundo y el tiempo se hubieran congelado perpetuamente. Su mente era vacía y confusa, como si estuviera debatiéndose entre el letargo y la inconsciencia eterna, y sus ideas no existían, eran un lienzo en blanco cuyas letras difusas habían desaparecido sin dejar rastro.

No estaba seguro de nada. Sus sentidos estaban apagados ¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde estaba? Parecía que se estaba desvaneciendo, no podía sentir. Nada. Absolutamente y sin embargo las emociones amargas que no deberían estar ahí se concentraron en algún punto como una pesada bola de hierro. Era muy frío, era tan solitario y ese vacío, esa sensación de hundimiento ¿Qué era? No sabía que era lo que estaba sucediendo. Pero cada vez que abría los ojos, cada vez que se daba cuenta de que algo que no entendía no estaba más, de que había desaparecido, había un sentimiento de angustia que parecía querer arrastrarlo más profundamente a una oscuridad de la que no podía escapar.

¿Por qué? Ni siquiera sabía que estaba haciendo aquí, no sabía dónde estaba y tal vez no podría tener idea de qué clase de lugar era este si no hubiera sido capaz de percibir el aroma de la medicina y el desinfectante en el ambiente, pero ¿Qué era eso otro? Él realmente no estaba seguro de que pudiera explicarlo, estaba y no al mismo tiempo, sin embargo se había quedado con él, una esencia tan suave y dulce que le apretaba el corazón.

Un aroma tan tierno y gentil que no podía olvidar, uno que dolía profundamente...más que el cuerpo que parecía destrozado e inútil.

— Creo que hoy su conciencia podría ser más clara, sus signos vitales también son estables...y...la...

Sacudió lentamente los párpados. Pensaba que podía escuchar algo esta vez, voces distantes que de pronto parecían difusas. La voz de una mujer, la respuesta de un hombre, una charla dispersa y su cabeza comenzó a volverse molesta, comenzó a apretarse y a palpitar en las sienes. Comenzó a darse cuenta de que quería irse, de que necesitaba levantarse y salir, de que no estaba, de que tenía que encontrarlo lo más pronto posible. Estaba ansioso. Algo no estaba bien, pero no sabía que podría ser ¿Qué estaba pasando? ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué no podía saberlo? ¿Por qué no podía recordar nada?

Su cuerpo comenzó a agitarse a su pesada respiración ¿Dónde estaba? ¿Cómo llegó aquí? ¿Por qué lo hizo? ¿Qué había sucedido? No sabía ¿Por qué no sabía? Quería exprimir una respuesta, la que fuera, pero no estaba sucediendo, no estaba funcionando. Quería irse ¿Por qué? No le gustaba aquí, no estaba bien, estaba fuera de lugar, era muy extraño, no estaba aquí, no estaba, no estaba, no estaba.

No estaba y su corazón dolía mucho, más que su cabeza, más que el zumbido en sus oídos, más que el cuerpo destrozado que ni siquiera era capaz de moverse como quería. Dolía. Dolía tanto que quería lamentar y patalear con rabia y pena, dolía tanto que no podía soportarlo, tanto que esa angustia extraña estaba consumiéndolo.

— ¿Tsukishima? — alguien llamó rápidamente y le sujetó los hombros, una persona, un médico, su rostro terriblemente frenético y ansioso — Debes estar muy confundido, tu condición ha sido muy mala desde el accidente y tu mente aún no debe ser clara, pero vas a hacer que tus heridas se abran si sigues moviéndote de esa manera...tienes que parar, te estás haciendo daño.

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora