Capítulo 45

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Esa tarde, Tsukishima se había despertado sintiéndose más confundido y aletargado de lo normal. Como si algo se hubiera apagado en su interior, sin embargo su mente estaba hundida en un profundo blanco, como si todos sus pensamientos se hubieran suspendido en la misma brisa tranquila y cálida que agitaba las cortinas de su habitación o como si simplemente hubieran sido barridas, como si se hubieran perdido. Parecía como si estuviera vacío, que había un hueco que estaba llevándoselo todo, que tal vez estaba tratando de absorberlo también y no podía hacer nada, no podía detenerse...así que todo desaparecía. 

— Creo que dormí demasiado otra vez — el primer pensamiento de Tsukishima después de haber conseguido articular ese puñado de palabras susurrantes y apagadas fue que había una ligera sensación de pulsante dolor sobre sus sienes, sin embargo las manos que apenas se agitaron con dificultad fueron directamente a su vientre, dónde una curva ligeramente firme lo saludó en el silencio de su confusión — Oh...

¿Bebé? ¿Había un bebé? Le tomó un par de segundos terminar de entender su situación, sin embargo él tiempo en el sus labios dibujaron una sonrisa gentil fue incluso menor a ese y el calor de su corazón latió gentilmente al mismo tiempo que sus manos se movían con curiosidad sobre la zona que ya había crecido un poco más desde los últimos dos meses.

— Esta tarde hace un poco más de calor ¿No? — emitió un suspiro suave y se levantó con cuidado, la ropa fina y fresca que había estado usando se había vuelto un poco desordenada mientras dormía, tal vez mientras trataba de encontrar una posición cómoda para descansar, así que decidió ordenarla primero antes de preocuparse por prestar atención a la habitación que creía reconocer vagamente.

Parpadeó y se masajeó el cuello justo después, sin embargo el letargo aún no despareció, todo parecía seguir cubierto por una capa de niebla. Le había dado la impresión de que estaba en un sueño extraño, no estaba seguro. Su cuerpo era un poco pesado y oleadas ligeras de frío y calor le recorrían la piel. La brisa arrastraba el aroma del mar y una calidez ligeramente húmeda que no sabía si le gustaba. Alrededor, una habitación poco sencilla y muy amplia saltaba a la vista, estaba perfectamente ordenada y en su interior, además del salado aroma del exterior, flotaba un aroma suave que Tsukishima reconoció como suyo.

Se pasó la punta de la lengua entre los labios y buscó lentamente apoyar los pies sobre el suelo. El mármol frío penetró su piel como una cuchilla al primer intento, en un estímulo que lo llevó a arrugar la nariz. Sin embargo sus pasos frágiles aún lo llevaron hasta una mesita junto al balcón, a la cesta cuyo contenido le había parecido curioso. Trozos de tela, hilos, agujas de diferentes tamaños, estambre y algunas pequeñas cosas que Tsukishima creyó reconocer rápidamente aparecieron a medida que revisaba con curiosidad.

— Estaba...para ti...— tomó un zapatito blanco a medio terminar y sintió una gentil emoción agradable en el corazón — Ayer yo estaba...estaba en el jardín y pensé que...sentí que quería intentar hacerlo para ti — acarició su vientre.

— Oh, señor...estaba a punto de despertarlo — volteó, aún con el zapatito sobre la palma de su mano y miró a la mujer que se encontraba parada debajo del portal de la puerta. La había escuchado entrar hace un momento y aunque aún se sintió confundido, Tsukishima todavía sintió que todo estaba en orden. Tuvo esa vaga impresión...que la conocía cuando la vio a los ojos, sin embargo su mente aún no fue capaz de aclararse completamente — ¿Tuvo una buena siesta? ¿Se siente mejor?

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora