Capítulo 9

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La luz que se filtraba a través del gran ventanal se derramaba por todo el pasillo y bañaba el cuerpo de Tsukishima, como una cascada clara y gentil. Detrás del cristal, el tiempo parecía haberse ralentizado en el susurro del viento que agitaba los árboles del jardín, reluciendo las hojas como esmeraldas a través del resplandor del sol. La brisa bailaba y cantaba graciosamente en el silencio, a un tiempo perezoso y tranquilo como un suspiro. El cielo brillaba de un intenso azul claro, pocas nubes navegaban a través, sin embargo la amenaza de una tormenta estaba implícita en el ambiente...en ese brillo radiante tan lleno de vida.

Era esa temporada ¿Verdad? El trabajo se volvía más problemático después de eso; Tsukishima comenzó a pensar en las implicaciones, en cómo debería organizarlo todo bajo la premisa de una tormenta y suspiró. Esta residencia había perdido a tres de sus sirvientes recientemente por lo que ya imaginaba lo problemático que sería, pero por supuesto no tenía por qué quejarse.

— ¿Tsukishima? — una mano le tocó el hombro y el rubio volteó en dirección a la figura del pelirrojo chico parado detrás de él — ¿Qué estás haciendo aquí parado? ¿Por qué estás tan callado? ¿Te enfermaste?

Hinata trató de tocarle la frente y Tsukishima hizo una mueca amenazadora que este chico decidió ignorar. Se apartó, eso no lo detuvo, obviamente, así que se vio obligado a sujetarle la muñeca — Deberías estar en la cocina, no revoloteando en el tercer piso ¿Estás descuidando tu trabajo otra vez?

— No lo hago — Hinata frunció los labios, si quería que le creyera entonces no debería apartar la mirada como si fuera culpable — El amo quería que llevara el té.

— ¿Tu solo?

— Los demás estaban ocupados y yo tenía tiempo libre.

Hinata se encogió de hombros, era un chico despreocupado todo el tiempo, pero no estaba equivocado; todos los demás estaban ocupados, el mismo Tsukishima también. Supervisar todo era un problema, sin embargo aún tenía que comprobar las habitaciones. No tenía tiempo libre para seguir hablando, había sido llamado por su amo, debía entregarle la correspondencia e informarle de algunas cosas. Presentarse ante él cada mañana era parte de sus obligaciones, así que esto debería esperar.

— Está bien — asintió a Hinata — Necesito que me ayudes con algo, pero por ahora vuelve a la cocina...directamente a la cocina — señaló con cansancio, no quería tener que buscarlo por todos lados después — Y espérame en silencio.

— No me trates como un niño — protestó Hinata, parecía adorablemente malhumorado con el ceño así de fruncido, sin embargo ese tipo de cosas no servían para alguien como Tsukishima — Tenía galletas para ti, pero creo que ya no te las voy a dar — el pelirrojo le dio la espalda y le lanzó una herida mirada que no lo parecía en absoluto antes de marcharse.

Tsukishima se limitó a agitar la cabeza con cansancio, había sido un tiempo desde que había comenzado a trabajar en esa casa y desde que había tenido la oportunidad de conocer a ese chico, sin embargo aún no dejaba de sorprenderlo o de causarle problemas. Siempre tuvo la impresión de que los Omega eran más recatados, también más delicados y finos. Hinata tenía ese porte y una belleza agradable, pero ciertamente había de todo en este mundo ¿Verdad? Era muy grande después de todo.

Volvió a la mirada hacia la ventana y luego al pasillo. Apretó los sobres entre sus manos. Solo un par de metros lo separaban del estudio de su amo, aún tenía mucho que hacer, tareas que asignar y seguir, sin embargo los pies de Tsukishima no estaban moviéndose en absoluto. Apretó, pasó saliva por su garganta y avanzó un paso. Quería apresurarse y hacer esto, pero había un nudo en su estómago. No parecía que su cuerpo quisiera seguir avanzando y se amonestó.

The Only One [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora