Al encontrar la pijama de Dylan, la dejo a un lado y desvistió por completo al chico.
Le puso la ropa y lo tapó con las cobijas de su cama. Apagó el foco y salió de la habitación para ir a la suya y poder descansar, con una imagen mental de Dylan con su chupete y su pañal.
Iban a dar las 3:00 de la madrugada cuando Dylan abrió los ojos sin razón alguna. Salió de su habitación después de pasar 28 minutos intentando dormir, tal ves si iba a la habitación de Max dormiría mejor.
Entro a la habitación y se acostó a un lado de su amigo. Comenzó a succionar su chupón el cual no se lo había quitado desde que se lo había puesto Max al cambiarlo.
-¿No puedes dormir?- pregunto con voz ronca, aún no se había despertado del todo.
-No...
-Mmm ¿quieres lechita para dormir?
-!Si!...por favor- respondió con emoción.
-jaja, te la traeré en un momento, puedes quedarte en mi habitación.- salió del cuarto y fue directo a la cocina, donde abrió la alacena, estaba a punto de agarrar un vaso pero recordó el biberón que había comprado. Dudo un poco pero al final agarro el biberón y sirvió leche de fresa en él, calentó la leche por algunos segundos y volvió a la habitación.
-ven aquí- cargo a Dylan y lo coloco sobre sus piernas, su cabeza quedó apoyada en el brazo de Max mientras que el otro lo sostenía de la cintura, como si fuera un bebé. Agarro el biberón que había dejado a un lado y le pregunto a Dylan si podía abrir la boca, para luego quitarle el chupete y dejarlo en la mesita que tenía al lado.
Metió la tetilla del biberón entre sus labios y Dylan lo miro confundido, después de unos segundos empezó a tomar la leche con sabor a fresa, y sus ojos se empezaron a cerrar, se cerraron por completo y quedó dormido, pero aún seguía mamando la tetilla del biberón vacío, así que decidió quitárselo con cuidado de no despertarlo y cambiarlo por el chupete.
Lo dejo a un lado de él, y lo tapó con cuidado de no hacer mucho movimiento o ruido, no quería que volviera a despertarse. Se acostó a un lado y lo abrazo con delicadeza. Sus labios se pegaron a su frente haciendo así un dulce beso de buenas noches seguido de un -que descanses, bebé- mencionado por Max, quién al parecer ya estaba cerrando los ojos cómo lo había hecho Dylan hace unos momentos.
Despertó con un Dylan dormido a su lado. Su cabello estaba despeinado ligeramente, su chupete seguía en su boca y lo seguía succionando con lentitud, todo parecía perfecto y adorable, hasta que Dylan empezó a moverse incómodo y a sollozar, sus ojos se abrieron lentamente y se pusieron llorosos al instante.
Max al ver lo que sucedía, lo levantó levemente y lo dejo sobre sus piernas, Dylan solo se abrazo a Max como un koala. Empezó a darle palmaditas en la espalda para que se calmara y había funcionado, se calmo después de unos cinco minutos y lo despegó un poco de él para mirarlo a los ojos que se habían vuelto rojos por llorar.
-¿Qué pasa? ¿Por qué llorar?
-pipí...- susurro demasiado bajito, aunque lo hizo al lado del oído de Max, quién escucho a la perfección por la distancia en la que fue dicha.
-aww, no te preocupes, para eso era el pañal, ¿De acuerdo? No importa si lo mojaste.
-¿puedes ir a bañarte mientras yo hago el desayuno?- pregunto Max.
-Esta bien...pero...¿podrías darme lechita otra ves?- preguntó de una manera infantil haciendo un puchero que se notaba incluso detrás de su chupón el cual solo se quitaba algunas veces para hablar.
-Por supuesto que te daré otra ves lechita, ahora ve a bañarte, bebé- Dylan salió corriendo de la habitación para ir a bañarse, pero no fue lo suficientemente rápido como para que Max no notará el sonrojo que tenía por aquel apodo.
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Una oportunidad más
RandomDylan es un chico de 17 años que vive solo en el campus, pero pronto llega alguien para hacerle compañía y cuidarlo.