-2:00 recuerdas?- decía el mensaje que le había llegado media hora antes de las dos de la tarde.
-lo sé.-solo pudo responder con sus dedos temblando y una preocupación enorme que le erizaba los bellos.
No quería recordar que ese mismo día tenia que pelear contra uno de los chicos que lo molestaban en la escuela por ser débil. Incluso tuvo diferentes pesadillas de como acababa destrozado y hecho pedacitos.
Esta vez no sabía que hacer exactamente en esa situación. No quería ir pero tampoco quería verse débil ante los demás. Su papi ya llegaría pues hace solo una hora que se había ido, y justo cinco minutos antes le había llegado el mensaje de que llegaría en diez minutos.
Tenia que correr si quería llegar y para que su papi no notara que no estaba o que había salido.
Se cambio a una ropa casual dejo su celular y abrió la puerta con la llave de repuesto que tenia guardada en su habitación por si algún día tenia que salir justo como en ese momento.
Bajó las escaleras encontrándose con el que no quería encontrase. Recordaba bastante bien como su papi le había dicho que no debía salir por nada del mundo sin su autorización y la última vez de como debía contarle todo sobre si aun seguían molestándolo en sus clases y tiempo libre. Había roto dos reglas y eso era aun mas preocupante.
-¿Qué haces aquí?
-Nada, es solo que ya te había visto venir y...quería darte una sorpresa cuando salieras del auto en el que venias...si...era solo eso.-con la preocupación del mundo espero que no se le notaran sus piernas temblorosas y su sonrisa mal hecha que parecía una mueca.
-Entremos a nuestro piso mejor.-respondió serio.
El pequeño supuso que su papi había notado lo nervioso que estaba y sus intenciones de salir sin su permiso, tal vez el castigo no sea tan grave si no se da cuenta de que tenia que salir a pelear con uno de sus matones.
-Dime la verdad.- exigió su papi un poco enojado.
-Ya te dije la verdad.
Suspiro enojándose cada vez mas- si no me lo dices me enojaré mas y tu castigo por mentirme y salir sin avisarme a donde será peor.
-Iba a encontrarme con alguien- básicamente no estaba mintiendo, si su papi no preguntaba con quien, estaba salvado.
-¿con quién? ¿es una chica?
El horror se sentía hasta en los huesos, ahora si estaba en problemas, había mentido varias veces durante unos días e iba a salir sin el permiso de su papi.
-Con un chico.
-No me contaste de un amigo o un chico cercano.
-Es que no es mi amigo...
-Dylan, dime toda la verdad.
Se sorprendió al escuchar a su papi decir su nombre, porque normalmente siempre le decía apodos lindos que le encantaban.
-Los niños de los que te hable me siguen molestando y quieren tener una pelea conmigo, pero no quería que te preocuparas, así que salí yo solo para ir pero me encontré contigo en el camino.– respondió sin más opciones con un pequeño puchero en sus labios y la mirada en el piso que en se momento parecía hacérsele lo más interesante.
En menos de cinco minutos Dylan ya estaba recostado bocabajo para recibir un castigo por hacer algo que no debía.
El primer azote que cayó en su delicada piel lo hizo querer llorar, pero en cambio tapó su boca para no gritar en algún momento y enojar mas a su papi, sus ojitos se aguaron y sus mejillas se enrojecieron por recibir tal castigo.
ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS
Su papi siguió azotándolo cada vez mas rápido sin parecer llevar una cuenta pero el menor juraba que habían sido mas de cincuenta, el mayor solo llevaba diez azotes.
ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS
–Dylan, ¿Por qué te estoy castigando?– pregunto su papi mientras acariciaba la espalda de su bebé que comenzaba a llorar cada vez más fuerte.
–P-por que t-te mentí, buaaaa.– respondió intentando no llorar, pero su intento fue en vano al sentir los siguientes azotes.
ZASS ZASS ZASS
–¿Y por qué más, bonito?– pregunto dando tres azotes más.
–P-porque q-quería salir s-sin tu p-permiso.
–Muy bien, hermoso, por favor no lo vuelvas a hacer nunca más.– azotó de nuevo los últimos 7 azotes.–No llores más mi vida, ya casi terminamos.– lo calmó un poco volviendo a acariciar su su espalda.
ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS
Fueron 25 azotes y la retaguardia de su pequeño se veía colorada y los lloriqueos de este no paraban por mas que lo intentara.
Lo alzo en sus brazos y se dirigieron ambos a la habitación que estuvieron compartiendo. Cómo su llanto aún no cesaba tuvo que darle besos por toda su carita y hacerlo rebotar en sus brazos para calmar sus ahora sollozos. Le puso un chupete y lo comenzó a succionar y mordisquear. Le quito el pañal y sus pantalones dejándolo solo con su playera.
Le aplico una crema en las zonas mas rojas y lo dejo acostarse en su pecho bocabajo mientras aún succionaba pacíficamente su chupete. Le acaricio el cabello por quince minutos en un intento de consuelo susurrándole que lo quería de muchas maneras diferentes.
El menor intentaba calmarse encima de su papi haciendo pucheros porque de vez en cuando se sobresaltaba al sentir el tacto de su trasero con el roce de cualquier cosa, como las sábanas o los peluches que tenía alrededor. Sus mejillas regordetas se inflaron más y sus pucheros no se fueron por varios minutos, su cara era rojita, sus ojos, nariz y mejillas se podían notar aún más lo colorado que estaba.

ESTÁS LEYENDO
Una oportunidad más
DiversosDylan es un chico de 17 años que vive solo en el campus, pero pronto llega alguien para hacerle compañía y cuidarlo.