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Los tres bajaron aún con su bebé en brazos. Peyton había previsto que tendrían una visita más tarde y tendrían que arreglarse mejor. No estaba seguro si su niño se sentiría cómodo con visitas o si su novio lo vería bien. Aún no les comentaba nada a ninguno.

-¿Podrías pasarme la leche?- preguntó Max.

-Claro.-Se la acercó mientras se levantaba para agarrar una cuchara.- ¿Qué piensas sobre reunirnos con alguien?

-¿Con quién?

-Mike pidió una pequeña reunión.

-¿Mike? No lo veo desde secundaria ¿Qué pasa con él?

-No lo sé, dice que tiene algo importante que decirnos.

-¿A nosotros? Pero si no fuimos tan cercanos.

-Lo sé, se lo dije, pero él insiste en qué quiere vernos. También dijo que fuimos muy amables con él en el colegio.

-¿Amables? Todos los demás alumnos lo eran también.

-No...en realidad, él no tenía muchas opciones de hacer amigos.

-No era nuestra culpa que lo molestaran tanto.

-Tampoco suya.- Lo interrumpió unos pequeños jalones en su camisa.

Era Dylan que seguía un poco dormido. Lo habían dejado entre las cobijas tapado para que pudiera descansar más. Ahora estaba parado a un lado de su papi queriendo llamar su atención con jaloncitos.

-¿Qué pasa príncipe? ¿Quieres comer algo?- lo cargó sentandolo en su regazo. El pequeño negó.

-¿Quieres un cambio, pequeñito?- preguntó Max que se levantaba para cargarlo él. De nuevo el niño dijo que no.

-¿Entonces, qué sucede?

-Abrazo.- dijo sentado en el regazo de Max extendiendo sus brazos hacia su cuello.

-¿Abrazo?- asintió.

La mañana se pasó rápido con Dylan en brazos siendo abrazado y una plática normal entre los mayores. Acordaron que le preguntarían a Dylan como quería actuar y también que se quería poner para más tarde.

Mientras se daba la hora. Dylan y Max arreglaban los libros del más pequeño. Necesitaban revisar si les hacía falta algo de alguna materia. Quizá revisar si había hecho todo lo que le encargaron, como los trabajos o tareas que habían decidido mandarle algunos pocos días después de dejarán de asistir por un periodo de tiempo corto.

-¿Realizaste cada hoja?- Tomó un libro y comenzó a ojearlo.

-Si. - se escuchó casi como un silbido.

-¿Si? ¿Estás seguro?- dejó el libro en su lugar y escogió otro.

-Lo estoy.

-Pensé haber leído que te mandaron estos temas.- frunció el seño y señaló unos pequeños párrafos.

-Pues no.

-¿Podrías pasarme la indicación que te dieron?

-¿Por qué? No quiero- se dejó caer entre las sábanas.

-Solo enseñamelo. Si lo hiciste todo entonces no tienes porque hacer un berrinche.

-Esta bien.- se sentó enojado y tomo una pequeña libreta donde había anotado todo lo que les habían dicho que tendrían que tener listo para el primer día.

-Aquí dice que estos temas si deberían de realizarse ¿No los hiciste? ¿Por qué?- se bebé solo se quedó callado, aún que no hubiera usado un tono enojado. De todos modos, no obtuvo una respuesta.- Dijiste que lo habías terminando todo ¿No es así, bonito?

-Lo olvidé.- Susurro apenado cubriendo su rostro con sus manos y un poco de las mangas largas que llevaba.

-¿Lo olvidaste? Tú nunca olvidas algo así ¿Qué pasa, mi bebito? Te eh notado un poco raro.- se acercó para poder abrazarlo y besar su coronilla.

-No es nada, papi.- se ocultó en el pecho del mayor mientras sentía como le hacía cariñitos.

-Mi principito, hay algo que te preocupa, pero si no me lo dices quizá yo tampoco pueda ayudar a que estés bien.- Se escuchó un sollozo en la habitación, algo quebrado.- intentó calmarlo un poco más antes de que pudiera seguir llorando más fuerte, pero aún así, escuchando ese sollozo dejó que llorará todo lo que quisiera sobre su pecho.

Sus ojos se habían puesto rojos al igual que su nariz, se hinchó su cara y apenas podía abrir bien los ojos. Seguía encima de su papi, que ahora estaba recostado y él estaba sobre él siendo acariciado en la espalda. Había dejado de llorar, y ahora solo había sollozos que pronto se le pasarían.

-¿Mi dulce bebito ya dejó de llorar?- preguntó el mayor dando un beso en una de las mejillas del menor, quién hizo un puchero.

-Papi...

-¿Si? ¿Ahora quieres hablar?- asintió.- Muy bien, puedes tomarte el tiempo que quieras.

-Tengo miedo.

Una oportunidad másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora