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La película acababa de terminar y ambos se sentían un poco adoloridos por estar sentados dos horas. Les pareció buena idea pasearse por las tiendas buscando cualquier juguete o cosas que le gustarán a Dylan. Le había prometido un regalito y recordaba que ya hacía unos días que no le daba muchas cosas. Además, aprovecharía para comprarle más ropa de invierno que se le viera adorable.

Un mameluco, unas playeras de manga larga y una sudadera de osito con un pantalón en conjunto bastaron para él, aunque también compro una que otra prenda para época de primavera o verano. Su pequeño escogió tres peluches y un chupete de color verde con diseños más pequeños de azul.
Escogió un juguete que le llamo la atención con sonidos y se lo llevó.

Esa tarde había sido divertida, se prometieron no llegar tarde con peyton, pero les fue más tentador la idea de irse de compras. Habían acordado también comprarle un regalito a su otro papi. Él no había podido ir de paseo con ellos, así que para hacerlo sentir mejor le regalarían algo más tarde.

Algunos pocos minutos habían sido los suficientes para llegar a la casa en donde se quedarían unos días con peyton, o quizá más que unos pocos días. Bajaron emocionados las cosas y Max le hablo para decirle que fuera a la casa lo más rápido posible, que lo estarían esperando y por supuesto al final diciéndole que lo quería.

Prendió la televisión y puso una película que a ambos le gustara. Cogió una manta y acostó a su bebé en su regazo con su nuevo chupete previamente lavado antes de usarlo.

Se tapo a los dos y dio un tiento beso en la frente del más pequeño. Su bebito apretó su dedo índice como si de un bebé real se tratara y se acomodo a su gusto entre el pecho y el cuello de su papi. No tardó mucho en dormirse, la salida de ese día lo había agotado completamente.

Río al recordar como se quejaba en las tiendas mientras él se tardaba escogiendo la ropa perfecta para su bebé, aunque para él todo le quedaba perfecto. Para que se calmase un poco le colocó uno de los chupetes que llevaba en la bolsa. Le puso una manta y dejo que se acostara en el carrito de compras, ocupando todo el espacio innecesario para esa ocasión. Solo lo había llevado por toda la tienda porque sabía que su príncipe se iba a cansar y empezaría a hacer un berrinche.

Acarició los cabellos de su queridísimo bebé y lo beso un poco más antes de cargarlo y dejarlo en medio de la cama en donde dormirían sus papis. No era tan tarde, asi que tranquilo por lo silencioso que estaba todo, salió a tomar aire fresco. Se sentó en una banca y se recostó observando la luna y las estrellas. Parecía que se había vuelto loco, no lo estaba. Solo quería apreciar la calida noche y esperar a su amante mientras sabía que su bebé estaba dormido cómodamente.

Pero se rindió al ver qué quizá sus ojos le ganarían y se cerrarían primero. Y sin esperar nada más, así fue, cerró los ojos quedándose dormido bajo la luna esperando a que su Romeo viniera.

Su amor llegó minutos después, observándole casi suspirando por verlo dormido tan serenamente afuera, tal vez esperando algo, o alguien más bien. Lo cargo como si fuese una princesa, lo cual si era para él. Una princesa muy hermosa, o si prefería un príncipe. La coloco al lado del hermoso niñito que dormía con su chupete, e instintivamente su princesa abrazó a su príncipe.

Les tomo una rápido foto y se metió entre las cobijas junto con los demás. Antes de dormir se juró a si mismo el imprimir todas las fotos que les llegará a tomar ahora y más adelante. Y así por fin cerró sus ojos.

Una oportunidad másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora