El mayor quería contarle sobre que saldrían a pasear probablemente con Peyton. A su niño le vendría bien salir a jugar con alguien más.
La ventaja que tenían era que tenían dos semanas de descanso y podrían utilizarlas para salir todos los días o ver películas y jugar.
Su pequeño se veía relajado mientras desayunaba tranquilamente con su peluche favorito abrazándolo.
Le había prometido que haría todo lo que quisiera el menor por el castigo que se había ganado. Pero su papi supuso que había aprendido la lección.
Recogió el plato vacío que anteriormente tenía fruta picada a petición de su bebé.
-Precioso, ¿Por qué no vas al sillón a ver unas caricaturas mientras te terminas tu leche?
Su bebé frunció el seño y levantó un brazo porque el otro lo tenía ocupado abrazando a su amiguito.
Dio pequeños saltitos en la silla, quería que lo cargarán y le dieran su biberón. Ese día estaba más mimoso que nunca, pero no podía negarse al puchero que había puesto su bebé esperando a ser amamantado en brazos.
Lo cargo como a un bebé y agarró el biberón que aún seguía tibio, lo metió entre sus labios y su niño solamente comenzó a beber derramando algunas gotas y cerrando sus manitas en puños.
Le quitó el peluche y lo dejo en el sillón, lo arrullo por unos minutos y dejo que se quedara dormido de nuevo, no quería bebés de mal humor lanzando sus juguetes por todo el lugar.
Terminó su leche e inconscientemente siguió succionando como si fuera un chupón. Se lo quito y le puso un chupete que pronto comenzó a succionar lentamente. Checo que su bebé no hubiera mojado el pañal que le había puesto hace no más de una hora y comprobando que no lo había mojado aún, lo recostó en su cama dejando sus peluches a un lado de él.
Tenía pensado ese día darle de comer y después darle de postre helado. Había notado lo mucho que a su bebé le encantaba y emocionaba cuando se lo pedía cada vez que salían de clases.
Pero no podía malcriar a su pequeño así que le daba otra opción que tal vez le podría gustar más.
Comenzó a sacar los condimentos para hacer la comida cuando de repente alguien tocó la puerta dos veces.
Max pensó que era la puerta de al lado que hacían demasiado ruido.
Pero se lo pensó de nuevo al escuchar otra vez el golpeteo en la puerta, ahora más constante.
Abrió la puerta encontrándose con Peyton, vaya sorpresa que se dio al verlo parado justo frente a él.
-¿Qué haces aquí? Pensé que nos veríamos después.
-Tenia tiempo libre y pensé en traer comida, sé que es demasiado temprano aún para comer, pero también pensaba visitar a Dylan y verte a ti.
-Bienvenido entonces.- se hizo a un lado y dejo que pasara.
-¿Dónde dejo las bolsas?- pregunto mientras las alzaba ambas bolsas que olían realmente bien.
-Puedes dejarlas en la mesa.
Peyton las dejo en el lugar que le había dicho y notó que aún seguía ahí el biberón del pequeño Dylan.
-¿Y el bebé?- pregunto confundido al no verlo ni en la sala ni en la cocina.
-Se quedó dormido hace unos pocos minutos, pero no creo que duerma tanto, se durmió temprano ayer.
-¿Puedo verlo?
-Claro, está en mi habitación.
Adivinar cuál era la habitación de Dylan y la de Max no era algo difícil. La del pequeño se veía un poco de adentro y se veía que tenía la cama tendida y llena de algunos dibujos y peluches que tal vez pudo olvidar recoger.
La del mayor estaba cerrada y no se veía nada. Asi que se dirigió a esa y la abrió viendo como Dylan se removía en las cobijas y se quejaba.
-¿Qué tiene?- pregunto Peyton entrando junto con Max.
- Aún le duele un poco su traserito por lo de ayer.
-Mmm, ¿Así que el pequeño se estuvo portando mal?
-Si, algo así.
-Pobrecito.- se acercó a él y le acarició la cabeza dándole un pequeño beso en su frente, eso bastó para calmar los quejidos del menor.
-Le agradas- susurro muy bajo Max.
Peyton fingiendo no escuchar lo dicho salió de la habitación sin hacer ruido.
Cerró la puerta y volteo con Max que lo veía silenciosamente con una mirada bastante tranquila.
-Te traje algo- comento Peyton mientras sacaba una pequeña flor de su bolsillo.
-¿Una rosa?- pregunto Max tomándola y acomodando sus pétalos.
-Es un tulipán.- a Peyton siempre le emocionaron las rosas y todo tipo de plantas. Se emocionaba al ver diferentes flores en cualquier lugar.- también traje esto- saco una flor amarilla y se la dio a Max.
-¿Una rosa amarilla con blanco?- dijo Max confundido mientras que está vez la olía.
-Se llama Narciso.- le dijo mientras lo miraba a los ojos con una sonrisa en los labios.-Tendrás que escoger una.
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Una oportunidad más
De TodoDylan es un chico de 17 años que vive solo en el campus, pero pronto llega alguien para hacerle compañía y cuidarlo.