Cerro la puerta tan rápido como entro y llamo a su lindo bebé para preguntarle que tal la había pasado y si le parecía bien que salieran el fin de semana a algún parque o a comer a algún restaurante, pero no hubo respuesta alguna por algunos minutos en los que todo se quedaba en silencio. Lo único que arruinaba ese tranquilizante silencio eran los sollozos del menor que si ponías mucha atención se podían escuchar.
El mayor se preocupo y rápido fue a la habitación del pequeño encontrándose con él en su cama tapado hasta arriba. Solo se podía ver un bulto entre peluches, cobijas y sabanas.
Se acerco lentamente sin hacer mucho ruido y se sentó en la cama para después acariciarlo en la espalda y abrazarlo lentamente. Lo saco de entre todo y lo cargo dando pequeñas palmaditas en su espalda y arrullándolo por algunos minutos.
No era necesario preguntar porque lloraba, ya era obvio el porque de todo y no quería atormentarlo con preguntas que serian respondidas con mas lagrimas y sollozos.
Simplemente lo durmió lentamente sin necesidad de preguntarle como se había sentido con el pañal o si quería salir. Durante la comida no se había molestado o desesperado por llevar el pañal puesto o ensuciarlo, eso quería decir que probablemente los iba a seguir usando durante el día ahora.
Lo llevo hasta su cuarto y lo recostó sin moverlo demasiado. Saco ropa y los pañales para hacer un rápido cambio. También pensó en preparar todo lo demás que llevaría al día siguiente pero recordó haber encontrado una nota en su mochila, Mañana no hay clases, decía la pequeña notita. También recordaba el como su profesor de lenguas le decía que no tenían que ir al día siguiente, ni al otro, ni en unas dos semanas, mientras remodelaban un poco todo.
Apagó las luces y adormilado fue a lavarse los dientes, estaba a punto de acostarse a dormir pero tuvo una idea y se dirigió nuevamente al cuarto del contrario, agarro un peluche y al encontrárselo dormido en su cama aún, se lo dio para que lo abrazara.
Al niño se le dibujo una sonrisa y su papi la observo por minutos y si no hubiera tenido sueño se le quedaría mirando por toda la noche, viendo la tierna sonrisa que su niño hacia.
Los pájaros cantaban y un olor a comida le llegaba desde afuera de la habitación. Su estomago rugía y la luz lo molestaba, pero prefirió la comida y se levanto a desayunar junto con su mayor.
Se acerco aun con el peluche entre sus brazos y se sentó en la mesa apoyando su cabeza en ella para intentar dormirse de nuevo mientras esperaba la comida, pero al parecer su almohada estaba muy dura y no se pudo dormir.
El hecho de usar una mesa como almohada a Max no le disgustaba para nada, le parecía lindo, pero que fueran las doce del mediodía ya lo alertaba pensando que su angelito le había pasado algo.
Sonrió y una risilla se le escapo al encontrarse con su niño en la mesa intentando dormir, le parecía divertido. Sirvió un plato con dibujos de caricaturas a su bebé y el se sirvió en un plato mas grande de color blanco.
Dylan miro el plato esperándose con un platillo típico de desayuno como, huevos estrellados, pan con mermelada, quizás fruta picada aunque no considera con el olor que se extendía por toda la cocina y fuera de ella.
Lo que se encontró en realidad era mas bien algo como carne y arroz, entrecerró sus ojos intentando ver mejor lo que había, tal vez se había equivocado y él no lo sabia, o quizá su papi tenia costumbres muy raras en la mañana, pero su intento no funciono y se encontró con lo mismo.
Miro a su papi que lo miraba con una gran sonrisa y una mirada de amor que le demostraba lo mucho que lo quería. Nada cuadraba para el pequeño, ¿por qué había ese tipo de comida? ¿por qué su papi lo miraba con tanto amor, como si hubiera hecho algo tierno o una cosa parecida?.
-¿Qué pasa? ¿No tienes hambre?
-No...eso no es...es solo que..- no sabia que decir, ni siquiera sabia si preguntar por la comida o por su cara.
-Deberías de tener hambre, no desayunaste nada.- le contesto mientras se levantaba de su lugar y buscaba algo en la alacena.
-¿Como que no desayune?- el confuso pequeño no entendía nada ahora.
-Son las doce y media.- le contesto su papi sacando un biberón y preparándolo como al menor le gustaba.
Su cara era como si le hubieran dicho que podía viajar a Francia y vivir ahí sin estudios y en una mansión lujosa, pero infortunadamente había perdió el vuelo. Así se sentía en ese momento, hacia mas de un año que no se levantaba tan tarde. En secreto después de comer y tomarse su biberón completo y ver caricaturas mientras su papi iba a comprar frutas y verduras, pensaba en lo bien que se sentía levantarse tan tarde y no tener alguna preocupación. Estaba pensando en hacerlo mas seguido hasta que alguien le mando un mensaje diciendo justo lo que el pequeño no quería leer.
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Una oportunidad más
De TodoDylan es un chico de 17 años que vive solo en el campus, pero pronto llega alguien para hacerle compañía y cuidarlo.