Dylan ya salía de clases, y se suponía que se iban a encontrar por el pasillo de atrás, pero el problema es que aún no llegaba su papi, así que decidió quedarse esperando por él un poco más.
Max se había atrasado un poco por su maestro que desde hace media hora seguía hablando del aburrido tema, al parecer se había dejado llevar por el tema que le apasionaba y la hora ya se había pasado.
-Profesor- levantó la mano y aclaro su garganta.
-¿Si? Joven- señaló y dio la palabra.
-La hora ya se acabó.
Miro al reloj que había hasta el final del aula y reacomodo sus lentes intentando ver exactamente la hora que era.
-oh, tienes razón. Ya pueden irse alumnos- recogió sus cosas del escritorio con cuidado y se dispuso a salir del salón.
-Hey, que suerte que le dijeras antes de que se pasará otra media hora más así- habló una chica que había estado toda la clase a su lado.
- por cierto, gracias-dijo antes del salón.Max solo se quedó viendo como la chica le hacía coqueteos desde afuera del salón, no era ese tipo de chicos a los que ves viendo chicas como depravados, en realidad él nunca había salido con una chica. No le interesaban y menos está. Aunque siempre veía hacer lo mismo a todas las que se le cruzaba.
Salió corriendo al recordar que Dylan lo estaba esperando en el pasillo que todos odiaban por ser aterrador, nadie los culparía, es verdad. Se veía tenebroso y sombrío, además de que nadie había pasado ahí durante los últimos años, bueno asi se suponía.
Llegó al pasillo y la verdad si era como las películas de terror, focos fundidos y los pasillos con un aspecto espeluznante, un casillero tenía una puerta rota, asi que cada ves que el viento pasaba por ahí sonaba un rechinido molesto. Casi al final del pasillo pudo ver a un chico bajito con los ojos cerrados, las manos echas un puño y también estaba de espaldas.
Se acercó y tocó su hombro derecho para que supiera que estaba ahí, pero Dylan solo dio un salto, grito y lloro del miedo, supongo que casi y se hace pipí por tan asustado que estaba.
-¡No! ¡No llores! ¡Lo siento, mi pequeño!- lo abrazo con todas sus fuerzas y lo comenzó a besar, como si eso ayudará.
-¡Papi!- se abrazo tan pronto como lo vio.
-ya, ya está, pequeño bombón. No te asustes.- seco las casi lágrimas que salían de Dylan y lo miro a los ojos- ¿Ya no estás asustado?
-¿Por qué no viniste?- pregunto haciendo un puchero.
-si...creo que ya estás bien.- le dio un beso en la frente y volvió a verlo- mi profesor no dejaba de dar clase, jaja supongo que le apasionó el tema.
-oh, ya veo....papi....
-¿Si? Hermoso.
-Quiero mi helado.....y mi peluche también...
-Aww, ¿El bebé quiere su heladito y su peluchito?
-¡Si!
-Pues entonces vámonos de aquí, que llegamos tarde.
Max cargo a su bebé y salió por la puerta al final del pasillo, antes de llegar al dormitorio tenía que ir a comprar un helado y algún peluche que su bebé quisiera. Qué suerte que nadie pasaba por ahí.
Ambos entraron al auto de Max y se fueron juntos a una heladería. Dylan no paraba de ver asombrado los parques y las cosas de al rededor, como si nunca hubiera estado ahí. Max solo se limitaba a mirar hacia delante, no quería que tuvieran un accidente.
-¿Qué? ¿Nunca habías visto lo que hay afuera?
-amm...bueno, en realidad no tenía mucho tiempo para salir desde que me instale en los dormitorios.
-pero, y antes de estar en los dormitorios y estar con tu familia
-Mi familia no me dejaba salir casi nunca.
-y...donde están ellos ahora?
-Me abandonaron....asi que no sé en dónde están. Nunca me cuidaron como realmente deberían, eran amables de ves en cuando pero no estaban listos para ser padres, asi que no supieron lidiar conmigo, pero eso ya no importa.
-¿Ya no importa?
-Nop, ya no importa si tengo una oportunidad más de ser un niño pequeño y disfrutar de todo tipo de cosas, Y lo mejor es que tengo un papi maravilloso que me ama ahora, ¿No?
Max se quedó en silencio. El ambiente no era incómodo, al contrario, se sentía calmado y sin prisa, como un día normal, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para ellos dos nada más.
-te quiero, bebé....- contestó.
-y yo te quiero a ti, papi...
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Una oportunidad más
RandomDylan es un chico de 17 años que vive solo en el campus, pero pronto llega alguien para hacerle compañía y cuidarlo.