22🍼

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– Despierta, bebito– habían acordado ir a comprar ropa y cosas necesarias para Dylan.

El pequeño pataleo algo enojado con lo temprano que era. 10 de la mañana, no era lo más temprano que se había levantado, pero tampoco le parecía una hora aceptable para despertarse en unas mini vacaciones.

Lo bañaron, lo cambiaron y le pusieron uno de sus chupetes que aceptó al instante que lo vio en las manos de su papi Peyton.

Salieron rápido, pues peyton tenía un trabajo inesperado sobre un papeleo que sus compañeros no alcanzaron a hacer y ahora a él te tocaba esa parte.

Empezaría a hacer su proyecto en la tarde mientras su novio iría al cine con su pequeño. Habían acordado que lo dejarían en su trabajo y se irían al cine como una sorpresa para Dylan por portarse bien durante esos días.

Compraron más cosas como chupetes diferentes, biberones, ropa infantil y alguno que otro dulce para su pequeño. El cual no se había quedado en todo el camino como cualquier otro niño desesperado de que su mami estuviera tardando mucho en comprar su ropa o la comida para la cena.

También se le veía un poco incómodo pero no decía nada, solo asentía si le preguntaban si quería algo o que le parecía mejor, un chocolate o una papitas. Este solo señalaba al chocolate y su papi se lo extendía para que pudiera comérselo y después pagarlo o quizá no se lo comería en ese momento.

Llevaban no más de una hora ahí, cuando el celular de Peyton sonó con un tono irritante que le produjo un ceño fruncido al pequeño, no le duró demasiado.

Al parecer tenían que irse de ahí lo más pronto posible. La entrega del papeleo se había adelantado dos días antes de lo previsto y peyton no alcanzaría a completarlo correctamente en un corte periodo de tiempo.

Pagaron todo y se fueron de ahí. Como habían planeado dejaron a su papi en su trabajo y lo vieron irse rápido, no sin antes darle un beso de piquito a su otro papi, quién se sonrojo cuando lo agarro de la cintura y bajo solo un poco.

Comenzaron a irse del estacionamiento y recorrer un camino que no era conocido para el bebé, quién ya había preguntado a dónde iban.

Llevaban diez minutos más en el carro aún cuando a Dylan le comenzaron a dar ganas de ir al baño. Tenía puesto el pañal, pero hacer en el carro no era de lo más cómodo que había.

Así que decidió esperarse hasta que llegarán a un lugar donde se sintiera mejor. Esto no sucedió, pues llevaba cinco minutos más sin poder llegar a un lugar y él ya no se aguantaba mas.

Su papi se estacionó frente a un lugar que ni si quiera miro al comenzar a llorar en silencio. Necesitaba aguantarse pero no podía más. Necesitaba un baño o estar en su habitación o en la de sus papis donde se sentía realmente cómodo estando ahí.

–¿Bebé, estás bien?–le pregunto su papi al ver qué las lágrimas y el puchero que no tardaron demasiado en aparecer.

Su bebito no dijo nada, en cambio comenzó a llorar más, le dolía y mucho la vejiga.

Su papi lo cargo pasándolo a su regazo donde quedó sentado adelante junto a él. Le beso las mejillas y le pregunto que pasaba.

– pipí– soltó un sollozo y se recostó en el hombro de su papi mientras que con presión cerraba las piernas.

–Cariño, tienes pañal.– le acaricio la cabeza y le beso la frente con delicadeza.

–No quiero– se quejo y soltó un fuerte lloriqueo que solo hizo que su papi se enterneciera en vez de enojarse.

–Vamos, bebito. Sé bueno y después te daré un regalito– le susurro mientras bajaba su mano a un poco más abajo que su estómago para hacer un poco de presión.

–¡No! ¡Papi!– se exaltó cuando sintió la mano de su papi presionar cada vez más.

–Shh, shh. Esta bien, amor– le acarició la mejilla para después presionar un poco más, logrando lo que quería.

Su niño lloriqueo unos segundos mientras sentía como se llenaba del líquido en sus partes. Abrazó a su papi del cuello y se quedó escondido en su hombro mientras lo llevaba atrás y sacaba un nuevo pañal y toallitas húmedas para limpiarlo.

Le colocó un chupete entre sus labios regordetos y se dejó cambiar con gusto mientras sentía como su papi le daba cariñitos en su pancita mientras lo cambiaba.

Terminaron y su papi lo cargó llevándose con él la pañalera.

Una oportunidad másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora