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El chico en brazos que tenía desde hace un momento comenzó a abrir sus ojos que eran de un color tan bonito y claro, se le veían un poco hinchados y su cabello un poco despeinado, pero eso daba igual para él, se seguía viendo bien. Max le había contado lo que había pasado de la pesadilla, y que por eso no durmió lo normal como cualquier día.

—¿Quién eres tú?— pregunto aún un poco dormido pero sin preocupaciones.

—Soy el amigo de tu papi.— el niño que traía abrió los ojos como si nunca hubiera estado dormido y se sentó rápidamente en sus piernas.

—¿Tu eres el amigo de mi papi?— lo señaló estando tan cerca.

—Si, así es.

—¿y.... cómo te llamas?

—Me llamo Peyton, ¿Cómo te llamas tu?

—Dylan— le sonrió lo más que pudo, pues a decir verdad si estaba feliz con un invitado.

—Tu papi me dijo que antes no pudiste dormir mucho que digamos y que por eso te dormiste.

—Si, es que estaba teniendo una....— avergonzado se intento bajar del regazo de Peyton pero lo detuvieron sus brazos dándole un abrazo.

—¿Te habían dicho que eres tan lindo?

—Papi me lo dice aveces.

—¿Me cuentas más de tu papi y tú?

—¡Si! ¿Qué te puedo decir? ¿Empiezo desde que empezo? ¿Qué quieres oír? ¿Esta bien si está largo o prefieres corto?

—Bebé, Peyton solo quiere platicar un rato contigo, no quiere quedarse a dormir a escuchar todas tus historias ¿Por qué no te sientas conmigo y comemos por un rato? Después puedes ir a jugar con él.— se acercó por detrás su papi sosteniéndolo y cargandolo hasta su asiento donde lo sentó en su regazo.

—Esta bien— dijo un poco desanimado.

—Puedes contarme lo que quieras después ¿Esta bien?

—¡De acuerdo!— ahora estaba emocionado imaginando que podría decirle mientras comía callado y no escuchaba la plática de los mayores.

Pasaron algunos minutos y Dylan aún seguía ido comiendo lo que le daba su papi, probablemente si le daba veneno en ese momento él ni siquiera lo notaría de lo concentrado que estaba en pensar lo que haría después.

—Pequeño, puedes ir a jugar ahora con Peyton.— dijo su papi dándole permiso de dejar la mesa y platicar con su nuevo amigo.

Emocionado se bajó del regazo y jalo a su nuevo amigo de la mano— ¡Ven! ¡Vamos a jugar, y platicar!

Durante todo lo que restaba del día jugaron en la sala, platicaban y reían de vez en cuando, o en algunos momentos solo jugaban en silencio ambos concentrados.

Max solo se les quedaba viendo desde la cocina mientras recogía todo. Ver a su bebé jugando tan feliz con una persona cercana le hacía sentir bien. Tal vez era buena idea invitar a alguien desconocido para su pequeño. Él no tenía demasiado tiempo aveces para jugar con él como lo hacía Peyton o para platicar durante horas. Necesitaba trabajar muy seguido y más los estudios era algo complicado.

—¿Se están divirtiendo?— pregunto Max mientras se sentaba a un lado de ambos.

—¡Si! ¡Mira lo que hicimos Peyton y yo, papi!— decía mientras enseñaba un avión de papel y dibujos.

—¿Hiciste el dibujo tu solo?

—No, Peyton me ayudó papi, él me dijo que colores podría usar y me dijo que si alguno no me gustaba lo podría escoger yo.— sus palabras ya eran suficientes para demostrar que estaba más feliz que nunca, pero si aún no era evidente su rostro aseguraba todo.

—Oh, ya es demasiado tarde, necesito irme.— dijo Peyton mientras checaba la hora en su celular que estaba justo a un lado suyo.

—¿Ya te vas? ¿Tan pronto?— pregunto triste el menor.

—Él necesita dormir, al igual que un bebé que está justo a mi lado, pero supongo que no querrás por dormir demasiado hoy.

—Descuida, todas sus energías se gastaron en jugar.— Dijo Peyton mientras se levantaba de la alfombra en la que estuvo todas esas horas.

—Vamos a despedirnos de tu nuevo amigo ¿Si,cariño?— se paro y extendió sus brazos hacia Dylan que estaba triste porque su amigo se iría, tal como cualquier niño se pondría si su nuevo mejor amigo se va.

—No estés triste, chaparro, te visitare pronto y podremos jugar más tiempo— despeinó su cabello y se dirigió a la puerta para abrirla.

— Despídete.— dijo Max mientras bajaba a Dylan al suelo y lo veía correr hasta donde estaba Peyton para abrazarlo.

— Adiós— se dio la vuelta y corrió dentro para que no se notara que quería llorar por la despedida, jamás hubiera pensado que le dolería mucho que se fuera la visita.

Max se quedó afuera un momento más con su amigo, para despedirse.

—Te quiere.

—Es un buen niño al igual que su papi ¿No es así?

—No estoy tan seguro se ser así como tú dices, pero en fin, lo que te quería preguntar era si tenías tiempo libre esta semana.

—¿Por qué? ¿Quieres ir a una cita?— se acercó más hasta quedar de frente al contrario, lo miro fijamente mientras el silencio se apoderaba del momento.

—¿Qué? ¡No!— sus mejillas se ponían de un color de rosa mientras apartaba la vista.— Solo quería invitarte otro día durante esta semana, para que Dylan pueda jugar de nuevo contigo.

—Puedo venir el viernes de nuevo.

—Dylan se pondrá feliz, gracias.— le regaló una sonrisa sincera mientras lo abrazaba.

—¿Dylan? ¿Estás seguro de que solo él se pondrá feliz?— pregunto mientras también lo abrazaba.

—Ambos, mejor dicho, ambos estaremos felices. Fue bueno verte de nuevo.

—Lo fue. Nos vemos el viernes— se despedía con la mano mientras le sonreía.

No iba a ser la última vez que lo fuera a ver, y eso era un gran alivio para ambos.

Una oportunidad másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora