¿¡Ella sale con dos chicos a la vez!? Puede que sí, pero su historia no va de infidelidades sino de descubrimiento. De experimentar con el corazón, y de ir más allá de las relaciones normativas.
Lula ha terminado con su novio de toda la vida, el pr...
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GRUPO: "Tall Family, yup".
Valentino: Theo. Feliz cumpleaños.
Valentino: Pero no te hagas viejo tan rápido.
Dylan: X2
Dylan: Es un poco siniestro.
Dylan: Creo que nunca estaremos preparados
Valentino: No me imagino a un Theo de cincuenta años
Papá: Hijo, feliz cumpleaños.
Papá: Si estás libre, pásate por casa un rato.
Mamá salió del grupo.
Bufé por lo bajo y cerré todas las aplicaciones de mensajería. No quería que nadie cuestionase mis decisiones de ese día.
¿Planté a Pascual para estar con mi novia? Sí.
¿Ignoré a mi familia sin razón aparente? Sí.
¿Tenía un examen y no pretendía estudiar? También sí.
Lo cierto es que estaba agotado. Hasta ese instante mi vida obedeció el mismo patrón; "quedar bien con todos". Ahora quería que fuese diferente.
—¡Lula! —exclamé fascinado.
La chica se había presentado a las nueve de la mañana. Al verla tuve la sensación de estar en el lugar indicado. Mordí el interior de mis mejillas y la abracé con precaución.
—Creí que irías directamente a la competencia.
—Ya, —musitó abriendo una caja— pasa que es tu cumpleaños y no podía ser la última en felicitarte.
Me enseñó una tarta perfectamente esculpida. Tenía la forma de un autobús y el acabado era impresionante. Si no fuera por la velita que incrustó en la parte superior, habría jurado que se trataba de un suvenir hecho en China.
—¿Y qué piensas?
—Alucino contigo —respondí perplejo—. Es que bueno... ¡No tengo palabras! Supongo que tiene que ver con la primera vez que hablamos.
—Es evidente. Pero ¿te has fijado en el resto? —se quejó arrugando el entrecejo—. ¡Joder! He tardado muchísimo haciéndolo.
Tragué saliva. A decir verdad, sí que había notado el nivel de realismo. Estaba el nombre de la compañía, el cartel con las paradas, el número de recorrido, e incluso había colocado la matrícula. Amé el regalo, sin embargo, demostraba que Lula era tan rara como yo.
—¿Es la matrícula exacta?
—¡Yes! —contestó orgullosa—. Ayer me quedé todo el día en la parada esperando ese maldito autobús.
Mordí mis labios y aguanté una risa estrepitosa. La suerte, como suele suceder, no me acompañó lo suficiente. Rafael apareció segundos antes de que besase sus carnosos labios rojos.