13: De lo que eres 💄

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Gracias a quién sabe quién Theo me dio otra oportunidad

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Gracias a quién sabe quién Theo me dio otra oportunidad. Así que, tuve que esperar a que fuera viernes para cumplir mi promesa.

Bajé de mi piso con una sonrisa de oreja a oreja y llegué al portal con una mueca de asombro.

Ni mi corazón fue capaz de reaccionar a lo que estaba aconteciendo.

—¡Rafael!

¡Socorro!

Con la mirada busqué comprobar que efectivamente se trataba de Rafael.

Frente a mí se erguía la prueba de fuego.

Y por un momento, recobré la fe. Aunque solo fuese para maldecir al Dios que se divertía a costa de mi felicidad.

—Lula —Abandonó la llamada en la que estuvo inmerso y se enfocó en mí—. ¿Ya te han contado?

Me miró fijamente. Quería hallar una razón que explicase la formalidad de mi atuendo.

—¿Pasó algo?

—Más o menos —frunció el ceño antes de continuar: —Necesito que alguien me acompañe, le he preguntado a Ángel y Dominico, pero cada uno tiene lo suyo. Tampoco quiero que Lindsay este de pesada y eres la única que me queda.

Ni siquiera era su primera opción. Vaya mierda.

—No puedo.

—Venga, Lula —pidió en un tono caprichoso. Debía estar acostumbrado a que cediese a todas sus demandas porque no se molestó, ni por un segundo, en aclarar de qué se trataba su favor—. O es que estas ocupada vendiendo Biblias.

Hice un chasquido con la lengua para restarle importancia. En realidad, lucía bastante normal. Y he allí el problema, normal no era una palabra que se ajustase a mi estilo.

—Jó-de-te —gesticulé cada sílaba con el placer en los labios—. Tengo mis propios planes.

Incluso si era tan tonta como para dejar que Rafael me convenza, no iba a cometer el mismo error dos veces.

—Vale, —se acarició el puente de la nariz. La impasividad de su rostro había sido reemplazada por preocupación— es importante.

—¿A las casi once de la noche? —Me atreví a cuestionar su concepto de concepto de importancia.

Y es que vamos a ver, las prioridades de Rafael giraban en torno a llenar el depósito de gasolina o tirarse a media ciudad. Había otras tantas opciones que, me agoté de solo imaginarlas.

—¡Lula!

—Escucha, también tengo cosas "importantes" —hice el gesto del entrecomillado mientras evadía su presencia.

—¡Joder! Tienes todos los santos días para follar con tu novio, yo solo necesito un favor.

No supe distinguir si lo que había en su voz era enfado o desesperación, no obstante, la crudeza de su reclamo atenuó cualquier sensación de culpabilidad.

Tres es la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora