Hi!
¿Sabéis qué hace falta para que dos personas rompan? O tres en nuestro caso.
Un error...
Como sea, mi nivel de estrés había aumentado. Tenía demasiadas cosas encima: el trabajo, la universidad, mi vida personal. Estaba cansado y ni siquiera podía dormir.
Y para empeorarlo, mis amigos ya no eran mis amigos. Anabel iba por su cuenta, y a Pascual apenas lo veía.
Luego estaba él. Que, por supuesto, no es otro que Rafael.
—Eh.
—Eh ¿Qué tal?
Durante los tres días siguientes, esa fue toda nuestra conversación. Al final, hizo que pensara en cómo me sentía de verdad.
Recuerdo que me senté en la cama, arranqué una hoja de papel y escribí todas las dudas que tenía:
¿Me gusta Lula?, ¿la quiero?
¿Hay futuro para nosotros?
¿Tiene sentido seguir con esto?
Respondí que sí a todas ellas. Y pronto aparecieron interrogantes mucho más complejas.
¿Por qué acepté esto?
¿Por qué me gusta que ellos estén juntos?
¿Es que soy un revolucionario de las relaciones?
Leí las preguntas en voz alta, y cada vez que intentaba contestar aparecía el nombre de Rafael. Madre mía, tuve que romper el papel y tirarlo a la basura. Había dos espacios en blanco al lado de las incógnitas más grandes de mi vida.
La primera: ¿Me gustan los chicos? (Además de las chicas, obvio).
Y la segunda: ¿Podría ser él?
Respiré hondo y tomé una decisión. Iba a hablar con Rafael. Después de todo, era absurdo replantearme toda mi vida sin saber qué pasaba por su cabeza. Así pues, subí las escaleras y entré en su habitación.
Olía a jabón. Supuse que se había dado un baño.
—¿Todo bien?
Asentí. No sabía por dónde comenzar. De hecho, no sabía ni donde sentarme.
Miré a mi alrededor, sin dejar de moverme.
—¿No sabía que también tocabas la guitarra? —apunté el objeto.
Él entreabrió los labios y me vio con sospecha. Era evidente que no estaba allí por eso, sin embargo, dejó que me tomara mi tiempo.
—La guitarra, el piano, el violín, la flauta —enumeró sin más—. Y cómo no, el teclado.
—¿En serio?
El alzó los hombros.
—Sí, aunque solo me "especialicé" con el piano. El teclado es parecido. Y los demás los manejo en plan amateur.
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Tres es la medida
Teen Fiction¿¡Ella sale con dos chicos a la vez!? Puede que sí, pero su historia no va de infidelidades sino de descubrimiento. De experimentar con el corazón, y de ir más allá de las relaciones normativas. Lula ha terminado con su novio de toda la vida, el pr...