35: Alguien lo ha perdido todo 🌊

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Último capítulo de Theo...

El día siguiente a la pelea fue como despertar de la peor resaca de la historia

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El día siguiente a la pelea fue como despertar de la peor resaca de la historia. Las imágenes aparecían sin más. El problema era que no me reconocía en lo absoluto.

Intenté llamarla, y no contestó.

Intenté buscarla, y más de lo mismo.

Fue el peor fin de semana de mi vida. Lula había pedido vacaciones, así que no la iba a ver en el trabajo. Pensé en ir a su casa, pero no quería que se sintiese incómoda.

En conclusión, no pasaba por mi mejor momento. Se hizo lunes, y con la misma intrascendencia llego el jueves.

—¿Fuiste a la consulta?

Revolví la comida y respondí que sí con la cabeza.

Qué extraño. Ese había sido mi hogar durante diecinueve años, y ahora lo sentía ajeno.

—¿Y qué te dijo?

Miré a mi padre. Él, al igual que mamá, lucía preocupado.

—No mucho. Me recetó unos ansiolíticos y me dio cita para la próxima semana.

—¿¡Cómo!? —exclamó indignada—. Ni hablar, le diré que te cambie la cita para mañana.

—Puede que tenga la agenda llena.

—Greta...

Ella hizo un ademán con las manos y llamó a la clínica. Lo más probable era que lo consiguiese, después de todo, siempre estaba dándole trabajo a la gente.

Suspiré recogiendo mi plato.

—Pero si todavía no has acabado.

—Estoy lleno.

Al alejarme, oí cómo mi padre subía la voz, preguntó; "¿¡estás contenta!?", y ella respondió que sí. Quizás no lo decía en serio, pese a ello recibí una punzada en el pecho.

¿Realmente prefiere verme así?

Moví la cabeza y entré a mi habitación. Todo estaba desordenado. Tenía cientos de hojas en el suelo, la cama sin hacer y demasiada ropa sucia. No era algo usual, sin embargo, estaba a puertas de un examen.

—Theo.

Alcé la cabeza y vi a mi hermano apoyado en la puerta. No supe qué decir. Desde que volví a casa no habíamos tenido ni una sola conversación, al fin y al cabo, éramos tan diferentes que no teníamos mucho en común.

—Lula está abajo —avisó enarcando las cejas.

Salté de la cama haciendo que éste suspirase. 

—Dice que te ha estado llamando, pero...

Con la mirada, busqué mi móvil. Lo había perdido. Llevaba días desconectado, de ahí que no lo hubiese echado en falta.

Tres es la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora