Terminé de cambiarme con una gran sonrisa en el rostro. Puede que demasiado exagerada si considerábamos que estaba, en el aseo de mi trabajo, arreglándome para una cita.
Para ello, elegí un restaurante cerca de casa, la comida no estaba mal y, la mejor parte era que, estaba cerca de casa. Sé que me estoy repitiendo, ¿vale?
Había alimentado un demonio y, ahora, lo estaban machacando unas inocentes mariposas. Maldito demonio debilucho.
Y es que vamos a ver, Theo era impredecible. Tanto así que, mi nuevo pasatiempo favorito consistía en adivinar sus palabras, sus acciones y sus momentos de valentía.
Con el vestido que elegí, probaría su temple. Escote y entalle, no necesitaba más.
Al salir divisé que, yo era la única chica que quedaba. Los demás eran camareros, los cuales movían mesas y objetos pesados a cambio de una paga extra. Pase de largo hasta donde estaba Olivia.
—¿Tienes una cita con Rafael? —preguntó con una sonrisa cómplice.
Estaba demasiado arreglada (ni siquiera mis bragas eran las que solía utilizar), habría sido absurdo negar que tenía planes con alguien. Lo que no me atrevía a decir era que, Rafael no tenía nada que ver con esto.
Muy pocos lo sabían, pero Olivia era su tía materna.
Entonces, ¿cómo le explicas a la persona que te da trabajo que has terminado con su amado sobrino?
A decir verdad, me planteé la posibilidad de mentirle, sin embargo, tarde o temprano terminaría enterándose de todo. —Estoy saliendo con alguien más.
Olivia dejó de sonreír. —No debería decirlo, pero me alegra.
Cuando éramos más jóvenes Rafael y yo nos pasábamos horas hablando mal de Olivia. Pensaba que sólo de ese modo conseguiría entenderlo, pero la vida no tardó en estrellarme contra una pared. Las personas tenían derecho a equivocarse.
—Seguimos siendo amigos, —dije breve— no voy a alejarme de su lado. Eso no va a cambiar nunca.
—Es que sois adorables —lanzó una risita tras escuchar mi promesa—. Siento ser yo quien te lo diga, pero no tiene ningún sentido lo que dices. Vosotros ya sois adultos, al menos debéis tener claro en qué consiste una separación.
Ahí estaba yo, firme en una postura que todos veían absurda.
—Lula, es tu vida, no la desperdicies en ideas tontas
Todos decían lo mismo, una y otra vez. Quise decirle que estaba bien, no obstante, la expresión de mi rostro era cristalina.
Asentí sin más, como si de esa manera le estuviese restando peso al mundo.
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Tres es la medida
Teen Fiction¿¡Ella sale con dos chicos a la vez!? Puede que sí, pero su historia no va de infidelidades sino de descubrimiento. De experimentar con el corazón, y de ir más allá de las relaciones normativas. Lula ha terminado con su novio de toda la vida, el pr...