¿¡Ella sale con dos chicos a la vez!? Puede que sí, pero su historia no va de infidelidades sino de descubrimiento. De experimentar con el corazón, y de ir más allá de las relaciones normativas.
Lula ha terminado con su novio de toda la vida, el pr...
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Al volver a casa, descubrí que los problemas de Rafael tenían que ver con una fiesta. Y vale, soy consciente de a qué suena, pero siempre había algo más.
La fiesta era en su casa, ¿el problema? Que era en su casa.
Cuando su padre lo invitaba a pasar tiempo con ellos, Rafael solía subirse en una nube de inconsciencia; conectaba con quien fue en el pasado y rebosaba de una ingenuidad poco convencional, pero la magia desaparecía antes de que volvieran a exiliarlo.
Lo más probable es que pensase que trataría de detenerlo. Y sí. Está claro que jamás hubiese apoyado esa idea.
Él tenía conceptos bastante errados acerca de la familia, le daba igual ser menos que nada si a cambio podía pasar más tiempo con ellos. Padre es padre, le enseñaron, y con el tiempo su visión de la realidad fue haciéndose menos objetiva.
En teoría, solo reclamaban su presencia cuando había beneficios de por medio.
—Tía, olvídalo ya —habló, Lindsay, agitada por rutina que habíamos emprendido—. Si Rafael no ha llamado es porque lo está pasando bien. Con lo llorica que es, dudo que no nos hubiese pedido ayuda.
Tosí ahogada a la vez que el estómago me subía por la garganta. Había seguido a Lindsay durante una hora, después accedí a hacer abdominales a su lado, sin embargo, mi sedentarismo me estaba pasando factura.
—Es que no entiendo porque no fue más claro conmigo.
—Rafael es un subnormal —expresó brevemente consiguiendo que sus manos tocasen la punta de sus pies—. Puede que te invitase porque siempre le estas llevando la contraria.
—¿Eso qué tiene que ver?
Lindsay me miró con desaprobación al notar cómo me movía de mi sitio para relajarme. Di gracias pues no me obligó a repetir todo desde cero.
—Se pensaría que ibas a dejar de darle la lata si te mostraba lo bien que se lo pasaba, o yo que sé. Ya te dije que es un subnormal —explicó contenta de haber cumplido la segunda fase de su entrenamiento.
—Es que no me creo que su padre no tenga segundas intenciones en esto.
—Y qué más da. Leo es una versión más vieja de Rafael, no puede ser tan malo.
Hice una mueca para mostrarle mi desacuerdo. Leo era un clasista desagradable con complejo de Dios omnipotente. Mientras que Rafael era... ¿inmaduro?
—Pero, Dominico...
—Dominico se siente culpable —me cortó después de haberse bebido medio litro de agua—. Y perdona que te lo diga así, pero mañana grabaremos el entrenamiento, así que si vas a seguir hablando de Rafael, prefiero que te vayas.
Su sutileza encendió una lucecita dentro de mí.
—Tienes razón, iré a buscarle.
La mandíbula de Lindsay cayó hasta el piso. Probablemente pensaba que era una idiota por haberla malinterpretado, no obstante, la idea ya circulaba por mi mente y no había modo de extirparla.