19: ¿Fin? 💄

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Si muchos habéis llegado hasta aquí por los rumores que circulan de mí, entonces he de admitir que este es el capítulo uno de esa historia

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Si muchos habéis llegado hasta aquí por los rumores que circulan de mí, entonces he de admitir que este es el capítulo uno de esa historia. Pero, tranquilos, no es que me haya ido por la tangente, después de todo, siempre hay más...

Más que rumores maliciosos.

Y más que finales insípidos.

Aunque, a decir verdad, estaba un poco agobiada por la imponencia de un año nuevo. Enero ya había comenzado y los frutos del último año no dejaban muchas esperanzas. Sin ir más lejos, lo más prometedor que tenía era una reunión con mis amigos.

Era día de Reyes y estábamos en una edad en la que éramos demasiado adultos para celebrarlo, pero demasiado jóvenes para pasar de todo. Lo cual nos llevaba a una modesta celebración con cerveza, bocatas y películas antiguas.

Por suerte, Lindsay ofreció su casa y yo no tendría que desplazarme hasta el otro extremo de la ciudad.

Vale aclarar que Rafael tuvo la cortesía de no asistir.

Solté un suspiro y me encaminé con una expresión optimista.

Al llegar, noté que Dominico se presentó puntual y bien arreglado. Sin embargo, pareció sorprendido cuando me vio entrar.

—¿De qué hablabais? —pregunté alternando mi mirada de él a ella.

—¿No lo has visto?

—¿El qué o el quién? —me hice la desentendida.

Estaba claro que solo podían referirse a Rafael, sin embargo, la sola mención de ese nombre habría conseguido ahuyentarme.

—Olvídalo —dijo Lindsay encogiéndose de hombros—. Pero por si acaso, no mires tu móvil. Hace un buen día y no queremos presenciar otra pelea ridícula.

—Habla por ti, yo es que me parto escuchándolos —señaló Dominico a la vez que me entregaba un regalo—. Felices reyes, fiera.

Cogí la cajita de su mano y la abrí entusiasmada. Dentro había tres dijes; un león, un corazón y la inicial de mi nombre.

Fue amor a primera vista. Tenía una pulsera llena de dijes y esos tres destacaban por ser los más bonitos (y probablemente costosos) de mi colección.

—Los hemos elegido entre todos —explicó Lindsay—. Yo cogí el león, como siempre estás de pesada con los horóscopos, he pensado que quizás te gustaría. Ángel eligió el corazón, no hay ninguna historia detrás, así que no le des muchas vueltas. En fin, es una chorrada, pero por variar un poco no está mal.

—Eh, —reprochó Dominico—. Que ha sido idea mía, además me han colado el más caro.

No dejé que terminase de hablar y lo abracé instintivamente. Amaba los regalos, es más, yo era quien los hacía cada año, no obstante, solían acusarme de infantil y entre tanto jaleo terminé olvidándolo.

Tres es la medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora